Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL
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domingo, 15 de abril de 2012

El color rojo no siempre es sexy en las mujeres

¿De qué color te imaginas al típico Ferrari? ¿Rojo? Imagina a una mujer muy sexy ¿te la imaginaste vestida de rojo? Se ha sugerido que los humanos tienen una predisposición biológica al color rojo, debido a que este color es “sexualmente conspicuo”.
De hecho, de acuerdo con la hipótesis de la sexualidad conspicua así como en las hembras de varias especies de primates del primer mundo, las mujeres podrían utilizar el rojo para anunciar la ovulación y la receptividad sexual. En este caso, los objetos rojos (ropa, lápiz labial, etc.) serían un indicador de la coloración de los genitales. En consecuencia, los hombres podrían encontrar atractivo el color rojo precisamente porque este color estaría asociado a la receptividad sexual. Esta hipótesis resultará conocida para aquellos que han leído “El mono desnudo” de Desmond Morris.

Piel sexual en babuinos. Fotografía de Peter Henzi.
Aunque existe cierta evidencia de que el color rojo puede influir en las evaluaciones de atractivo, no era claro si dichos resultados eran evidencia de la hipótesis de la sexualidad conspicua. De hecho, se sabe muy poco de la variación natural del color de la vulva y menos de la importancia que los hombres dan a la variación de dicha coloración.
Así que para salir de una buena vez de esta inquietante duda, un grupo de investigadores de la Universidad de Kent, liderados por Sarah E. Johns llevaron a cabo una prueba directa del supuesto principal de la hipótesis de la sexualidad conspicua. Así como lo leen: una “prueba directa”.
Un grupo de 40 hombres heterosexuales ordenaron 16 fragmentos de imágenes manipuladas de vulvas donde el valor 0 (cero) correspondería a las vulvas menos atractivas y el 100 a las más atractivas. El color de todas las imágenes fue modificado para presentar varias tonalidades desde el rosa hasta el rojo.
Según sus resultados los voluntarios ordenaron como menos atractivas las imágenes más rojas. Es decir, en términos generales las vulvas más rojas provocaron cierta aversión. Esto tiene sentido si pensamos que ciertas condiciones infecciosas están asociadas al enrojecimiento de la vulva, por ejemplo, la vulvovaginitis candidiásica y la tricomoniasis.
En consecuencia, los resultados del estudio de Sarah y su equipo ponen en duda la hipótesis de la sexualidad conspicua y la creencia de que el rojo es una señal de atractivo sexual en humanos donde dicho color se asocia al color de la vulva. Más aun, el estudio subraya la importancia de evaluar de forma cuidadosa las señales visuales entre humanos y la forma en la que son interpretadas.
Así que pueden ir en paz, los vestidos y los labios rojos no necesariamente nos recuerdan vulvas rojas ni periodos de receptividad sexual.


Pintura original de John William Godward tomada de Wikimedia Commons.
ResearchBlogging.org Johns, S., Hargrave, L., & Newton-Fisher, N. (2012). Red Is Not a Proxy Signal for Female Genitalia in Humans PLoS ONE, 7 (4) DOI: 10.1371/journal.pone.0034669

lunes, 5 de julio de 2010

Cuando los canarios son demasiado sexys para moverse

Uno pensaría que el problema de no poder moverse por ser tan guapo sería exclusivo de algunos físico-culturistas que, en su afán de tener enormes músculos, llegan a parecer torpes al caminar y no digamos al bailar. Pero no es así, en el reino animal los machos de numerosas especies también parecen pagar un precio por ser guapos y también puede ser en términos de movilidad.


Los elaborados, y en ocasiones exagerados, ornamentos de los machos están y han estado durante muchos años en el centro de los debates sobre selección sexual. Hace poco más de 30 años, Amotz Zahavi propuso la hipótesis del handicap (que podría traducirse como la hipótesis de la desventaja). Según dicha hipótesis los ornamentos de los machos -por representar una desventaja para los machos portadores- funcionan como una señal honesta de calidad. Es decir, solo un macho de alta calidad sería capaz de sobrevivir a pesar de las desventajas que su ornamento pudiera representar en su vida cotidiana. Si esta capacidad fuera heredable entonces la tendencia de ser bueno para sobrevivir sería heredado por los hijos del macho ornamentado y las hembras heredarían la tendencia a copular con machos cuyos ornamentos señalen, de manera honesta, su alta calidad genética.


Al principio, la teoría de Zahavi no fue bien aceptada, pero con los años numerosos estudios y modelos matemáticos han sugerido la plausibilidad de su propuesta no solo para explicar la evolución de los elaborados despliegues sexuales y/o los ornamentos, si no la evolución de las señales animales en general.


Los ornamentos varían entre especies y grupos de animales. En algunas especies de aves y peces los colores amarillos derivados de la ingesta de carotenoides son considerados como muy sexys: las hembras prefieren a los muy amarillos y atractivos machos.


Los carotenoides no pueden ser sintetizados por los individuos, por lo que dependen de la ingesta de alimentos que sí los contienen. Estas macromoléculas pueden ofrecer cierta protección contra el daño oxidativo ocasionado por otras sustancias. Se ha propuesto entonces que los animales que basan su coloración en los carotenoides tienen que balancear el uso de dichas sustancias en sus ornamentos y como antioxidantes. En consecuencia, solo los individuos en mejor condición podrían además tener el amarillo más brillante.


Sin embargo, los carotenoides también tienen un lado obscuro y se ha sugerido que, en varias especies, una acumulación exagerada de los mismos podría tener efectos nocivos sobre las membranas celulares de algunos de sus tejidos. Los efectos nocivos de dichas moléculas han sido estudiados en humanos y otros mamíferos, pero no se habían documentado –hasta hace poco- en aves.


En un estudio liderado por Kristal A Huggins y Kristen J Navara de la Universidad de Auburn y la Universidad de Georgia, respectivamente, se estudiaron los costos fisiológicos asociados con la acumulación de carotenoides durante el emplumaje de un grupo de 160 canarios americanos (Carduelis tristis).

Carduelis tristis. Ilustración de Bob Hines, tomada de Wikimedia Commons.

Para su estudio, Kristal, Kristen y el resto del equipo compararon, durante 120 días, dos grupos de canarios: uno con alimento bajo en carotenoides y otro con alimento con alto contenido de carotenoides. La suplementación alimenticia con carotenoides se realizó durante 60 días. Para medir los posibles efectos negativos tomaron muestras de sangre –varias veces a lo largo del estudio- para evaluar el nivel de aspartato aminotransferasa (AST) que está asociado con daño celular hepático en aves, así como de creatin kinasa (CK), un indicador sanguíneo de degradación muscular sistémica.

Como una medida de la degradación funcional del músculo esquelético, los autores evaluaron el desempeño del músculo pectoral. Para medir el desempeño de dicho músculo, los autores midieron la capacidad de los canarios de volar verticalmente al inicio de la alimentación controlada y en los días 7, 30, y 60 (cuando terminó el tratamiento de alimento enriquecido); y después otra vez a los 120 días, es decir, 60 días después de que terminara la suplementación alimenticia controlada.


La intensidad del amarillo del plumaje de los canarios fue medido con un espectrofotómetro en el día 60 del experimento.


El equipo de Kristen y Kristal encontró que los canarios que habían recibido más carotenoides, en efecto, habían desarrollado un plumaje considerablemente mas amarillo que los del otro grupo. En ambos grupos los niveles de la enzima degradadora AST, disminuyeron inicialmente, lo cual constituye un resultado positivo de la ingesta –baja y alta- de carotenoides.


Los niveles de CK, en cambio, fueron igualmente altos en ambos grupos al final del tratamiento alimenticio, pero fueron mucho más altos en el grupo con altos carotenoides en el día 120. Es decir, la degeneración de músculo esquelético fue mayor en el grupo que consumió más carotenoides. Como era de esperarse, estos canarios tuvieron también un menor desempeño en las pruebas de vuelo vertical.


La belleza de los coloridos canarios es entonces un arma de doble filo. Los carotenoides resultaron buenos para que sus plumas fueran amarillas y vistosas y se beneficiaron de las propiedades antioxidativas de dichas sustancias; pero mantener niveles altos de carotenoides circulando ocasionó daño en sus tejidos. Es decir, ser moderadamente guapo es bueno para la salud de los canarios. El problema parece estar en la exageración.


Uno podría pensar que tal vez en su medio natural los canarios no alcanzan el amarillo intenso de los del estudio. Pero no fue así: la coloración de los canarios del estudio –tanto la baja como la intensa- se encontraban dentro del rango normal encontrado en canarios americanos silvestres. Es decir, allá afuera hay canarios tan amarillos como los del estudio y éstos podrían estar pagando el precio de su guapura.


Según el equipo de Kristen y Kristal, considerando los resultados de su estudio, las consecuencias de una coloración demasiado amarilla podría afectar además la reproducción de los canarios durante una o varias temporadas reproductivas -dependiendo de la capacidad individual de las aves para lidiar con los niveles de dichos pigmentos-; lo cual seria un costo adicional a los ya descritos en su estudio.


Otra incógnita a resolver, es el hecho de que los efectos nocivos de los niveles altos de carotenoides fueron detectables 60 días después de que la suplementación alimenticia terminara. Esto podría deberse a la naturaleza lipofílica de los pigmentos. Es decir, los carotenoides podrían ser almacenados en el tejido graso de los canarios y, una vez que el emplumaje terminara, estos podrían liberarse de forma lenta, así como sucede con la liberación de vitaminas liposolubles.


Tal y como predice el modelo de Zahavi, los machos con un color amarillo intenso son los preferidos por las hembras de canarios. Adicionalmente, la coloración de los machos se ve afectada por la carga de parásitos y la mala alimentación. La intensidad de la coloración de los canarios es entonces una señal honesta de su condición y, probablemente, de su calidad genética.


A algunos hombres les duele la cara de ser tan guapos; a los machos de los canarios americanos probablemente les duele el músculo pectoral cuando son muy guapos. Ser guapo y sexy no es fácil, incluso en el mundo de los canarios.


Artículo de referencia:
ResearchBlogging.org
Huggins KA, Navara KJ, Mendonça MT, & Hill GE (2010). Detrimental effects of carotenoid pigments: the dark side of bright coloration. Die Naturwissenschaften, 97 (7), 637-44 PMID: 20495774