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Se añaden las cabalacitas o cualquier otra verdura de sabor suave para que no compita con el sabor de la guanabana y el perejil. |
Fotografías de Guillermina.
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Se añaden las cabalacitas o cualquier otra verdura de sabor suave para que no compita con el sabor de la guanabana y el perejil. |
La risa no es cosa de risa, o por lo menos no de tanta risa. Varios investigadores en las ciencias conductuales se dedican a estudiar los patrones de ocurrencia de la sonrisa, la risa espontánea, la risa en contextos sociales, la risa con carga emocional -y sin ella- y la risa en respuesta a la risa de otros, entre otros tipos de risa. |
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Fotografía de Eric Ward tomada de Wikimedia Commons. |
Marina Davila-Ross de la University of Portsmouth en el Reino Unido es una investigadora interesada en el estudio de las risas y las sonrisas. Ella, junto con tres colaboradores más (Bethan Alcock, Chris Thomas y Kim A. Bard) publicaron recientemente en la revista Emotion un artículo sobre los patrones de risas en cuatro grupos de chimpancés cautivos. El interés en estudiar la risa en primates radica en el hecho de que la comparación entre especies podría darnos pista acerca de su ocurrencia en especies de homínidos extintas y, por tanto, darnos más información respecto a su función y evolución. Con esta idea en mente, aunque sin perder de vista las funciones particulares en cada especie, es que Marina y su equipo estudiaron la ocurrencia de risas en diferentes contextos sociales en los chimpancés del Santuario Chimfunshi en Zambia. El santuario es como un orfanato, donde alrededor de 59 chimpancés están distribuidos en cuatro encierros, dos de los cuales eran nuevos (donde los individuos han compartido encierro durante los últimos 5 años) y los otros dos antiguos (donde los individuos han compartido encierro durante 14 años). Todas las categorías de edad estuvieron representadas en todos los encierros: infantes, juveniles y adultos. Los investigadores estudiaron tres aspectos principales: 1) la ocurrencia de repeticiones de risa (la que ocurre en respuesta a la risa de otros congéneres), 2) risa espontánea y 3) la ocurrencia de estos tipos de risa en diferentes encierros y categorías de edad. También, evaluaron si las repeticiones de risa ocurrieron efectivamente en respuesta a la risa de otros. Esto es importante porque, considerando que la risa ocurre preferentemente durante el juego social, es posible que la risa respondiera a otros eventos durante el juego y no precisamente a la risa de los otros chimpancés. Resulta pues que Marina y su equipo encontraron que todos los chimpancés de todas las edades se reían (con excepción de los infantes;) las repeticiones de risa ocurrieron con menor frecuencia en los encierros antiguos; las repeticiones de risa y la risa espontánea fueron diferentes en su forma acústica y ocurrencia y, por lo tanto, podrían tener un significado socioemocional diferente; los eventos de juego social duraron más tiempo cuando en ellos ocurrían repeticiones de risa, y la mayoría de los chimpancés se rieron en respuesta a las risas de sus compañeros de juego y permanecieron en silencio cuando sus compañeros de juego no se reían.
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Ingredientes |
Nieve de lima y perejil, y nieve de guayaba y cardamomo. Fotografía de Daniella Guevara. |
Cómo preparar el sirope de lima: Caliente el agua, vierta el azúcar y añada la cáscara de lima finamente picada. Después, deje hervir a fuego bajísimo unos 10 minutos. Deje enfriar. Cómo preparar el agua de perejil: Compre en el mercado un manojo de perejil y desinfecte perfectamente. Licúe el perejil en medio litro de agua. Reserve una taza de esta mezcla. Paso final: Licúe el sirope de lima, el agua de perejil y la crema y añada a su máquina de helados favorita o siga una receta manual para hacer helado. Esta nieve es simplemente soberbia. Aunque el jugo de lima tiene poco sabor, los pequeños trocitos de lima le dan el empuje necesario para realzar el espléndido sabor de la lima. La combinación del sabor de la lima y el perejil es deliciosa. Sugerencia extra: |
Nieve de lima y perejil, y nieve de guayaba y cardamomo. Fotografía de Daniella Guevara. |
Los miembros de todas las culturas conocidas escuchan música. Siendo una práctica tan extendida uno podría preguntarse si pudiera tener una base biológica. Algunos estudios llevados a cabo con fetos, infantes, familias completas, entre gemelos e incluso algunos donde se han utilizado imágenes de resonancia magnética del cerebro sugieren que éste es el caso. Un estudio reciente sugiere incluso la existencia de un componente genético. |
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Imagen de Djajakarta. |
Se ha visto que la música que escuchan los bebes, por ejemplo en la forma de canciones de cuna, afecta el apego que éstos desarrollan con sus papás. También, se ha observado que es posible desarrollar una mayor cohesión grupal cuando un grupo ha cantado o tocado música en conjunto. Una de las hormonas responsables de lo anterior podría ser la vasopresina (también llamada arginina vasopresina, argipresina u hormona antidiurética). La vasopresina es una hormona que modifica la permeabilidad de los riñones y juega un importante papel en la regulación de agua, glucosa y sales en la sangre. Sin embargo, al igual que la oxitocina, se ha visto que modula varias conductas sociales cuando es liberada directamente en el cerebro. El gen AVPR1A codifica para un receptor molecular que modula la influencia de la vasopresina en el cerebro. Se ha visto que este gen participa en algunos aspectos de la cognición y la conducta social incluyendo el apego, el establecimiento de lazos e incluso el altruismo en humanos y otras especies. Considerando lo anterior un equipo de investigadores finlandeses, que han estado interesados en el tema de las bases genéticas de la aptitud y la creatividad musical, se dieron a la tarea de averiguar la relación entre la presencia de variantes del gen AVPR1A y el gusto (o el interés) por escuchar música, ya sea de forma pasiva o activa. Sus resultados fueron publicados hace poquito en la revista Journal of Human Genetics. Para su estudio, Liisa Ukkola-Vuoti e Irma Järvelä, líderes de la investigación, identificaron las variantes del gen AVPR1A en los miembros de 31 familias finlandesas (642 individuos en total). A estas mismas personas les hicieron varias preguntas para evaluar su interés por escuchar música y su educación musical. A todos se les aplicó una prueba para medir su aptitud musical (Karma Music Test). Se consideró que los sujetos de estudio tenían un interés activo por escuchar música cuando al hacerlo ponían atención a la misma y les gustaba asistir a conciertos. Por el contrario, se consideró que los individuos tenían un interés pasivo cuando la utilizaban simplemente como “ruido de fondo”. Es interesante notar que, de las primeras décadas de 1900 para acá, ha habido un incremento en el interés por escuchar música. Se cree que esto se debe al incremento en la disponibilidad de música y aparatos eléctricos para poder reproducirla. Por lo tanto, Liisa, Irma y el resto del equipo tuvieron que tomar esto en cuenta y clasificar a los sujetos de estudio en diferentes categorías de edad para evitar que dicho fenómeno modificara los resultados obtenidos. |
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Imagen tomada de aquí gracias a Proust73. |
Uno pensaría que aquellos individuos con una educación musical mayor serían más propensos a escuchar música activamente simplemente porque el aprendizaje musical así lo exige y que, por lo tanto, la educación musical se relacionaría con las variantes del gen AVPR1A. Sin embargo, ese no fue el caso cuando la educación musical se consideró como una covariable. Lo cual, fortalece la conclusión de que el interés musical tiene un componente genético. Un detalle que aun debe estudiarse con más cuidado es la influencia de la memoria en este tipo de estudios ya que aquellos individuos con un mayor interés en la música podrían además experimentar emociones más fuertes al hacerlo y, por lo tanto, ser capaces de recordar sus experiencias y actividades relacionadas con la música de forma más precisa. También, algunos tipos de personalidades podrían ser capaces de recordar de mejor manera sus hábitos relacionados con el tiempo y la forma en la que escuchan música, por lo que estos factores deben tomarse en cuenta en futuros estudios. Aun cuando (por fortuna) queden algunas preguntas flotando en el aire, el estudio de los hábitos musicales en humanos y su relación con la diversidad genética de los sujetos de estudio es sin duda una melodiosa manera de sumergirse en la apasionante área de la herencia dual: la co-evolución de genes y cultura. (Aquí se puede ver un concierto para cuerdas de una de las variaciones de Goldberg y aquí se puede escuchar una hermosa versión para guitarra) |
Uno de los obstáculos para tratar el sida ha sido –durante varios años- la ya reconocida habilidad del virus de permanecer en un estado de latencia. Si los pacientes dejan de tomar sus medicamentos o se ven debilitados por alguna otra infección el virus parece resurgir y, en ocasiones, en una versión más resistente a los tratamientos. Una de las estrategias de los virus para controlar el éxito y nivel de la infección es a través de la manipulación de algunas de las proteínas que participan en el ciclo celular de las células infectadas. Por lo tanto, la investigación enfocada al entendimiento de los mecanismos moleculares involucrados en dicho proceso podría –eventualmente- ayudarnos a diseñar de forma más exitosa terapias enfocadas a la eliminación de los reservorios del VIH y al reestablecimiento de las funciones del sistema inmune de los pacientes infectados. Ya han sido identificadas varias proteínas que son utilizadas por el VIH para modificar el ciclo celular de las células infectadas. Por ejemplo, la proteína viral llamada Vif (viral infectivity factor) está involucrada en la permanencia forzada de las células en la fase G2 del ciclo celular que es una etapa de rápido crecimiento celular y es justo donde la transcripción del genoma viral es óptima. La proteína Vif impide a las células crecer en dicha etapa.
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Ingredientes |
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Ingrediente secreto. Fotografía de Jessica tomada de aquí. |
Instrucciones: Calienta el agua en una cazuelita y agrega los negritos de cardamomo previamente triturados en un mortero. Deja hervir por unos 10 minutos a fuego muy bajo y después deja enfriar. Licúa el boing, la infusión de cardamomo y, si quieres, agrega una cucharada grande de crema fresca. Vierte la mezcla en tu máquina de helados favorita.
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La cooperación es sin duda uno de los temas favoritos de los ecólogos teóricos. Un montón de modelos matemáticos se han desarrollado para tratar de entender bajo qué condiciones la cooperación es más probable y cuáles son los beneficios a corto y largo plazo de dicha conducta. Tanto modelo no ha sido en vano pues nos han ayudado a entender y filosofar a placer respecto a la evolución de esta conducta. Sin embargo, aun es necesario saber más acerca de cuáles son las causas próximas de la cooperación, es decir, cuáles son los disparadores inmediatos de dicha conducta y cómo es que estos disparadores varían de un individuo a otro de acuerdo con su experiencia, estado interno, fisiología, etc. Algunos estudios con humanos han encontrado que la inclinación de los individuos a castigar a aquellos que hicieron trampa -en una situación donde podrían haber cooperado- se relaciona positivamente con la actividad que dichos individuos presentan en el sistema de recompensa; ese que se encuentra justo en la neocorteza cerebral. Entonces, mientras más estimulante sea la acción de castigar a los tramposos más probable será la ocurrencia del castigo. Otro estudio encontró que cuanto mas altos eran los niveles de oxitocina (la hormona de la felicidad) en la sangre más confiados eran los sujetos de estudio, incluso en situaciones donde el riesgo de ser engañados era alto. Pero ¿cómo es la cosa en aquellos animales donde también se observa cooperación? |
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No, los peces limpiadores no hacen esto precisamente. Imagen tomada de aquí. |
Las interacciones de estos pececitos limpiadores (Labroides dimidiatus) con sus clientes son fascinantes. Ya ha sido bien documentado que estos peces ofrecen un servicio de remoción de parásitos a otros peces y para ello tienen hasta sus estaciones de limpieza individuales. Sin embargo, lo que más les gusta es degustar el mucus de los clientes, es decir, el tejido vivo de los mismos. Cuando estos peces se aguantan las ganas de comer mucus y se alimentan de parásitos están –digamos- comiendo en contra de su preferencia. Al hacerlo podríamos también decir que están “cooperando” puesto que estarían intercambiando el servicio de limpieza por la oportunidad de alimentarse de algo. Pero tampoco es que cooperen nomás por encantadores puesto que parecen saber bien con qué tipo de clientes interactúan: cuando los clientes son peces depredadores -que potencialmente podrían responder al abuso con una mordida- los peces limpiadores abusan menos comparado con los clientes que no son depredadores. Es decir, se alimentan más de los parásitos de un cliente depredador que de su mucus. Los biólogos que observan están interacciones saben cuando un cliente ha recibido una mordida en el mucus ya que el cliente en cuestión salta, de una manera similar a la de cualquier humano en la playa que ha sido mordisqueado por un pez. Dado que los peces limpiadores pueden tener más de 2000 interacciones al día con sus clientes Redouan y su equipo sugieren que los peces limpiadores deberían ser capaces de ajustar sus niveles de explotación de manera que maximicen su ingesta calórica tomando en cuenta el riesgo de ser depredados. Si así fuera, los peces limpiadores deberían poder ajustar sus abusos de una interacción a otra, con lo que una interacción en particular podría determinar la subsecuente. Por ejemplo, una interacción con un cliente depredador podría afectar sus niveles de estrés o saciedad y en consecuencia, la cooperación con clientes subsecuentes. Para su estudio, Redouan, Rui y Alexandra, reunieron datos tomados en las aguas tropicales de Egipto y datos recabados en el laboratorio de Alexandra, en Australia. Por lo que no lo solo el equipo de investigadores fue internacional, también los peces observados pertenecían a latitudes diferentes. Con los datos de sus observaciones en campo analizaron el efecto del tipo de cliente en las interacciones subsecuentes y encontraron que un cliente dado tiene una menor probabilidad de ser mordisqueado cuando el cliente previo era un cliente depredador.
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Blog de ciencia con un giro: ciencia y recetas de cocina. “Ciencia con espiral de limón” es un espacio para compartir novedades del mundo de la ciencia. La mayoria de las cuales están basadas en estudios publicados en revistas especializadas. Las recetas de cocina son puros inventos.