Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

jueves, 30 de junio de 2011

Desayuno: omelet de chícharos


Omelet de chícharos cubierto con pimientos y cebolla (revueltos con tantito jocoque), manchones de salsa de chipotle, y frijolitos negros.

sábado, 25 de junio de 2011

El futuro de la culturómica y cómo leer 5 millones de libros sin morir en el intento

Los expertos dentro de un área leen, para hacer inferencias respecto al conocimiento de esa área, un número considerable de libros y documentos. Sin embargo, hay un límite para la capacidad humana. Por ejemplo, si quisiéramos leer todos los libros publicados en inglés durante el 2000 y pudiéramos leer unas 200 palabras por minuto sin pausas para comer o dormir, la empresa nos llevaría 80 años. Es decir, sería imposible.
Sería muy interesante, sin embargo, poder explorar los patrones que emergieran de un análisis de todos los libros publicados -desde el origen de los libros- a la fecha. Los resultados tendrían implicaciones desde el punto de vista de la historia, el estudio de la evolución del lenguaje, la lingüística y la sociología, por solo mencionar algunas especialidades.
Con estas preguntas en mente, un grupo de investigadores de varios institutos y universidades en Estados Unidos liderados por Jean-Baptiste Michel y Erez Lieberman Aiden y auxiliados por el equipo de libros de Google (a cargo de digitalizar todos los libros que sea posible), se propusieron hacer una análisis cuantitativo de la información alojada en 5 millones de libros, que son más o menos, el 4% de todos los libros publicados. Esta cantidad de libros no son todos los libros digitalizados, si no únicamente aquellos con OCR y metadatos de calidad que los autores consideraron adecuados para su estudio.
Con tremendo cuerpo de información, los autores además exploraron los alcances de la culturómica, es decir, el estudio de la cultura humana a través de enormes cantidades de información.
Imagen tomada de aquí.
 
Para hacer un análisis de la frecuencia de uso consideraron que un 1-gramo corresponde a una cadena de caracteres no interrumpida por un espacio, es decir, palabras (como “bolillo”) y también números (como “3.14159”). Un n-gramo sería una secuencia de 1-gramos como “Estados Unidos Mexicanos” o “bolsa de valores”. A partir de los 5 millones de libros obtuvieron un cuerpo de 500 mil millones de palabras.
Para calentar motores el equipo norteamericano examinó la frecuencia y uso de palabras, los cambios lingüísticos, léxicos y gramaticales a través del tiempo, así como algunos fenómenos culturales. La lectora o lector ocioso puede divertirse y explorar el cuerpo de datos completo en www.culturomics.org y ngrams.googlelabs.com.
Sus análisis, varios de ellos centrados en aspectos del idioma inglés, arrojaron datos curiosos. Por ejemplo, el número de palabras en inglés se ha incrementado a lo largo del tiempo: 544,000 en 1900, 597,000 en 1950 a 1,022,000 en el 2000. Ese número de palabras son muchas más de las que aparecen en cualquier diccionario. Esto se debe a que los diccionarios enlistan aquellas palabras cuyo uso es más frecuente, aunque implica que por lo menos la mitad de las palabras contenidas en los libros (52%) son elementos que no se encuentran documentados en referencias especializadas. En consecuencia, este tipo de herramientas podrían ayudar a los lexicógrafos a acortar la distancia entre el lenguaje usual (por lo menos en libros) y aquel que aparece en los diccionarios; por medio de un análisis de frecuencia de palabras se podrían eliminar aquellas palabras que no son tan utilizadas e incorporar (o reincorporar) aquellas cuyo uso se ha incrementado.
Con todos estos libros digitalizados, también es posible hacer un análisis de la evolución de la gramática. Los análisis demostraron que, en inglés, la “regularidad” de los verbos irregulares ha coqueteado con la regularización -y de regreso- en los últimos 500 años. Algunos verbos tienden a regularizarse a una velocidad constante mientras que otros se regularizan sorprendentemente rápido.
(Interesantemente, los verbos que son 100 veces menos frecuentes se regularizan 10 veces más rápido. Es decir, la vida media de los verbos irregulares es proporcional a la raíz cuadrada de su frecuencia).
Con la culturómica también fue posible comprobar que la fama es como una abeja: tiene un sonido, pica y ¡ah! también vuela. En un análisis de 740,000 personajes famosos se encontró que el pico promedio de la fama ocurre 75 años después del nacimiento del personaje en cuestión. Sin embargo, en los últimos años el camino a la fama se ha vuelto más corto pero la fama alcanzada más efímera. Entre principios del siglo XIX y mediados del siglo XX la edad inicial de fama cayó de 43 a 29 años, pero la duración de la fama postpico cayó también de 120 a 71 años.
Por supuesto, la fama depende de en qué lugar nos encontremos y en qué momento de la historia. Es decir, analizando las menciones de personajes famosos también es posible detectar o confirmar censura y supresión. Por ejemplo ¿quiénes fueron las comprobadas víctimas de la represión nazi? Pablo Picasso, Walter Gropius (el arquitecto Bauhaus) y Hermann Maas (un ministro protestante que ayudó a escapar a muchos judíos). Tal vez, estos personajes eran víctimas muy obvias, pero mediante un análisis culturómico es posible identificar víctimas dentro de un grupo más grande.
Otra información aleatoria que encontraron Jean-Baptiste, Erez y su equipo: 1) en la batalla de los sexos, las “mujeres” le están ganando terreno a los “hombres”, 2) el “feminismo” aterrizó en Francia pero fue en Estados Unidos donde floreció, 3) “Galileo”, “Darwin” y “Einstein” fueron geniales, pero con quien tenemos fijación es con “Freud”, 4) cuando la “evolución” decaía llegó el “DNA” para salvarla y 5) “Dios” sigue entre nosotros, pero necesita una nueva estrategia publicitaria.
Los libros fueron solo el comienzo, ahora sería buenísimo seguir el análisis con periódicos, manuscritos, mapas, obras de arte y cualquier otro tipo de obra humana susceptible de análisis. La culturómica es lo de hoy: nos permite desenterrar una nueva especie fósiles y nos abre el panorama del estudio de la cultura humana.
Imagen tomada de aquí.
 
Se puede leer un poco más sobre el trabajo de Erez Lieberman aquí.
Artículos de referencia:

ResearchBlogging.org
Michel, J., Shen, Y., Aiden, A., Veres, A., Gray, M., , ., Pickett, J., Hoiberg, D., Clancy, D., Norvig, P., Orwant, J., Pinker, S., Nowak, M., & Aiden, E. (2010). Quantitative Analysis of Culture Using Millions of Digitized Books Science, 331 (6014), 176-182 DOI: 10.1126/science.1199644
Lieberman, E., Michel, J., Jackson, J., Tang, T., & Nowak, M. (2007). Quantifying the evolutionary dynamics of language Nature, 449 (7163), 713-716 DOI: 10.1038/nature06137

martes, 21 de junio de 2011

Nieve de yogur, lichi y canela


½ litro de yogur natural
½ kilo de lichis pelados y sin semilla
2 tazas de agua
½ taza de azúcar
Una raja de canela grande
Lichi. Imagen de Luc Viatour tomada de Wikipedia.
 
Se licuan los lichis con el yogur y se separa la mezcla.
Se hierve la canela a fuego lento junto con el azúcar hasta lograr que las 2 taza de agua se reduzcan a una. Se deja enfriar.
Se agrega la mezcla de agua y canela a la mezcla de yogur y lichi y se licua todo junto.
Se pone en la maquinita de helados o se sigue la receta manual favorita.
Delicioso.

miércoles, 15 de junio de 2011

El dando y dando en el mundo de los capuchinos


Entre algunos científicos, el tema del altruismo siempre ha provocado intensas, confusas y acaloradas discusiones; y es que a los animales les da por ser altruistas con otros individuos no relacionados y eso es lo que nos rompe el esquema. ¿Cómo es que los animales deciden a quién conceder su altruismo?
Al parecer, puede ser mediante dos mecanismos principales. En el primero el individuo A le da algo al individuo B en función de lo que el individuo B le dio al individuo A, que técnicamente es altruismo recíproco (en otras palabras, “dando y dando”). En el segundo mecanismo el individuo A le da a B –en lugar de a C- en función de lo que B y C le han dado a A.
En el primer caso, la díada es vista de forma aislada, mientras que en el segundo caso hay cierta competencia entre individuos quienes a su vez eligen al mejor de sus compinches para intercambiar bienes o servicios. En teoría ambos mecanismos son posibles e incluso pueden ocurrir al mismo tiempo.
Algunos estudios con primates han demostrado intercambios en el corto plazo ya sea en términos de acicalamiento, proporcionar apoyo durante peleas, compartir alimentos y responder a una solicitud de ayuda durante una pelea. Es decir, estos estudios han proporcionado apoyo al primer mecanismo.
El segundo mecanismo, también llamado de “elección de compañero basado en los beneficios recibidos”, ha recibido menos apoyo experimental ya que es más difícil. Pero existen estudios donde se han encontrado correlaciones interesantes entre los bienes intercambiados e incluso tres estudios sugieren que los primates balancean sus intercambios más a largo que a corto plazo.
En sus intercambios, los primates parecen utilizar mucho el acicalamiento como moneda, o por lo menos es esta conducta la que ha sido más evidente para los primatólogos y ecólogos de la conducta. El acicalamiento puede ser intercambiado por sí mismo o por otras monedas como apoyo en peleas o tolerancia alrededor de recursos.
En un estudio reciente con monos capuchinos (Cebus apella nigritus) en el Parque Nacional Iguazú, Argentina, Barbara Tiddi y cuatro colaboradores más se preguntaron cuál era la ocurrencia de los mecanismos mencionados en los intercambios entre estos monitos. Para tratar de entender el primer mecanismo utilizaron datos colectados dentro de una ventana de tiempo de 2 horas y para indagar respecto al segundo mecanismo utilizaron todos los datos sobre acicalamiento y tolerancia alrededor de recursos que recopilaron durante casi un año de estudio. 
Capuchinos compartiendo. Fotografía cortesía de Frans de Waal tomada de Wikipedia.
 
Sus resultados demuestran –por primera vez en una especie de monos del nuevo mundo- que existen intercambios recíprocos entre acicalamiento y tolerancia alrededor de recursos. Más interesante aun, es el hecho de que los capuchinos parecen distribuir su altruismo eligiendo a los destinatarios de sus actos y considerando los beneficios recibidos a largo plazo por dichos destinatarios.
Se ha sugerido que la tolerancia tiene un papel fundamental en la cooperación y considerando que puede ser intercambiada por otros bienes o servicios puede a la larga tener repercusiones en la adecuación de los involucrados en dichos intercambios.
El hecho de que los capuchinos consideren los beneficios recibidos en el largo plazo, sugiere que son capaces de llevar una especie de registro respecto a los intercambios con otros individuos. Esto no es trivial y, de hecho, es una suposición fundamental detrás de varios modelos socioecológicos en primates.
Cómo es que los capuchinos y otros primates llevan dicho registro es otra pregunta que seguro esta siendo investigada en este momento, pero para la que todavía no tenemos una respuesta definitiva. Los mecanismos de registro deberían funcionar de una manera tal que no represente una carga cognitiva muy demandante. Es decir, debe ocurrir de alguna manera sin que ello involucre precisamente contar.
Si lo pensamos, nosotros los humanos –con esos supercerebros de los que nos ufanamos- llevamos registros que son a veces claros y puntuales, pero en otras ocasiones –como con los amigos- son más bien vagos. Es decir, no podríamos decir con certeza qué tanto de qué cosa hemos recibido y qué valor tiene cada intercambio. Aun así, sabemos bien –cuando ocurre- quien se ha pasado de la raya.
Capuchino. Fotografía de Matthias Kabel tomada de Wikipedia.
 
El estudio de Barbara y su equipo sugiere que en los capuchinos las relaciones sociales deben estar necesariamente basadas en intercambios a largo plazo. El acicalamiento y la tolerancia son solo dos beneficios que los capuchinos pueden intercambiar, por lo que futuros estudios podrían incorporar otros elementos en la ecuación.
Por último, es importante notar que en el estudio de Barbara y su equipo, sus análisis evaluaron la covariación entre acicalamiento y tolerancia. Esto sin embargo, no demuestra una relación causa y efecto. Por lo que una demostración definitiva de lo último aun tiene que ser ideada, muy probablemente en un contexto experimental.
Artículo de referencia:
ResearchBlogging.org
Tiddi, B., Aureli, F., Polizzi di Sorrentino, E., Janson, C., & Schino, G. (2011). Grooming for tolerance? Two mechanisms of exchange in wild tufted capuchin monkeys Behavioral Ecology, 22 (3), 663-669 DOI: 10.1093/beheco/arr028

domingo, 5 de junio de 2011

Los colibríes son gourmets que cuidan la línea


Algunos colibríes, como la rufa chispita (Selasphorus rufus), pueden parecer pequeñas y regordetas criaturas aladas; y aunque estas diminutas aves tienen cierta inclinación por las flores ricas en sacarosa, en el mundo aéreo el sobrepeso es mucho menos conveniente que en el mundo terrestre. Si su gusto por la comida hedonística se tornara desmedido –como en los ratones- los colibríes podrían pagar las consecuencias de ello con peligrosos y agobiantes vuelos al ras del suelo.
Rufa chispita. Fotografía de Dean E. Biggins.
En el mundo de los colibríes, las flores son un elemento cambiante: hoy hay ricas y muy azucaradas flores y mañana pueden encontrar otras que no lo son tanto. En aras de la supervivencia es entonces menester detectar los cambios en la calidad del néctar de las flores.
Con un metabolismo acelerado y una necesidad de mantener la línea, los colibríes tienen que tomar decisiones respecto a sus visitas a las coloridas y cambiantes flores. ¿Qué información tienen estos animalitos para decidir cuánto néctar tomar?
Estas aves gourmet reconocen bien una flor rica en azúcar cuando la prueban y, por el otro, sus barrigas llenas les confirman cuando -en efecto- las flores que libaron fueron ricas en el apetitoso disacárido.
Barriga llena, corazón contento. Fotografía de Joe Burgess.

Sin embargo, si un grupo de rufas chispita acostumbradas a flores altamente azucaradas encontraran de pronto flores menos ricas en azúcar estas aves podrían –a riesgo de subir de peso- no consumir menos néctar después del primer par de tomas. Pero tampoco consumirían más néctar en el caso contrario.
Aunque gourmets preocupados por la línea, los colibríes podrían esperar a cambiar sus hábitos después de un par de visitas si se vieran enfrentados a un cambio en el nivel de azúcar de las flores. Es posible que necesiten estar seguros del cambio para entonces tomar más o menos néctar. Sus decisiones respecto a cuánto néctar consumir parecen estar cuidadosamente basadas en lo que sus sentidos y sus barrigas les indican.
Por lo tanto, pese a su pachona apariencia estos animalitos no son los glotones que uno pudiera imaginar. Su redondez es más el resultado de un plumaje esponjado que de sobrepeso aviar.
Artículo de referencia:




ResearchBlogging.org
Ida Bacon, T. Andrew Hurly, & Susan D. Healy (2011). Hummingbirds choose not to rely on good taste: information use during foraging Behavioral Ecology, 22, 471-477 : 10.1093/beheco/arr002