Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

domingo, 31 de julio de 2011

Ensalada de col, carambola y nuez de la india


Ingredientes (cantidades al gusto):
Col rebanada finamente
Carambola rebanada
Nuez de la india en trozos
Aceite de oliva
Orégano
Sal
Fotografía de Guillermina.
 
Opcional: Agregar queso panela o cualquier queso fresco en cubos.
Disfrute con amigos.

lunes, 25 de julio de 2011

La fiesta de San Patricio y los osos polares

La fiesta de San Patricio es una celebración de origen irlandés que, aunque fue originalmente religiosa, actualmente es concebida como una fiesta pública con la que cada 17 de marzo se celebran los orígenes irlandeses en Irlanda y varias partes del mundo. La fiesta involucra motivos verdes con tréboles y en algunos lugares la cerveza, los cuerpos de agua y la gente se pintan todos de verde.
Entre las ciudades donde se llevan a cabo multitudinarios desfiles se cuentan Nueva York, Belfast, Manchester, Birmingham, Londres, Coatbridge, Montreal, Boston, Filadelfia, Chicago, Kansas, Savannah, Denver, Scranton y Toronto donde justamente hay una buena población de origen irlandés.
Dentro del reino animal, los osos polares podrían unirse a dicha celebración ya que un estudio reciente sugiere que los osos polares pueden presumir de ancestros irlandeses. En dicho estudio, liderado por Ceiridwen J. Edwards de la Universidad de Dublin, se analizó el ADN mitocondrial de varios linajes relacionados con los osos polares (Ursus maritimus) y osos pardos (Ursus arctos) extintos y modernos.
Los osos polares se unen a la fiesta de San Patricio. Imagen de los osos de Michael Haferkamp tomada de Wikimedia Commons.
Entre otros resultados el estudio de Ceiridwen y su equipo sugiere que la distribución actual de los linajes de estos osos ha sido marcada por 1) largos períodos de relativa estabilidad interrumpidos por migraciones provocadas por eventos climáticos y 2) eventos de hibridación.

La hibridación parece haber ocurrido en repetidas ocasiones a lo largo del Pleistoceno tardío y es gracias a este proceso de hibridación que el oso polar adquirió sus raíces irlandesas. Al parecer el ya extinto oso pardo irlandés fue el que dio origen al linaje de los muy blancos y enormes osos polares.

Interesantemente, la historia reciente de los osos polares parece estar marcada por el mismo destino. Los osos polares han perdido buena parte de su territorio debido a los efectos del cambio climático, específicamente el derretimiento de la capa de hielo. Como resultado, los territorios de los osos polares y los osos pardos se han sobrelapado y la presencia de híbridos entre ambas especies ha sido reportada en los últimos cinco años.
Al parecer, la hibridación es más frecuente en regiones donde la densidad poblacional es baja y donde los individuos están cerca del límite de su rango de distribución, es decir, la hibridación puede ser un mecanismo utilizado por especies en hábitats marginales durante períodos de cambio o deterioramiento ambiental. En algunos casos la hibridación puede ser un mecanismo mediante el cual se reemplacen alelos dañados o se transfieran características ventajosas entre especies proporcionando ciertas ventajas a los híbridos.
Una de las especies árticas mas amenazadas es sin duda el oso polar y aunque tanto los osos polares como los osos pardos se encuentren protegidos, el estatus de protección de los híbridos no ha sido definido con claridad. En este sentido, el estudio de Ceiridwen resalta la importancia de la protección de los híbridos debido al importante y poco apreciado papel que su sobrevivencia puede jugar en la permanencia de las especies. 
Ursus maritimus. Imagen tomada de Wikimedia Commons.
 Artículo de referencia:


ResearchBlogging.org
Edwards, C., Suchard, M., Lemey, P., Welch, J., Barnes, I., Fulton, T., Barnett, R., O'Connell, T., Coxon, P., Monaghan, N., Valdiosera, C., Lorenzen, E., Willerslev, E., Baryshnikov, G., Rambaut, A., Thomas, M., Bradley, D., & Shapiro, B. (2011). Ancient Hybridization and an Irish Origin for the Modern Polar Bear Matriline Current Biology DOI: 10.1016/j.cub.2011.05.058

miércoles, 20 de julio de 2011

Pescado en salsa de jitomate con plátano macho, granos de elote, aceitunas y albahaca


600 gramos de filete de pescado en trozos
700 gramos de jitomate pelado y picado
Un puñito de hojas de albahaca
½ taza de aceitunas
1 taza de granos de elote
1 taza de cebolla en gajos
2 plátanos machos
1 cucharadita de chipotle en polvo
Sal al gusto 
Se pelan, se cortan en rodajas y se fríen los plátanos.

Aparte, se corta la cebolla en gajos y se fríe. Ya que se haya acitronado un poco se agregan los granos de elote, tantita sal y el chipotle en polvo y se fríe un ratito más.
Se agregan los jitomates pelados y picados, y se deja sazonar uno 10 minutos.
Se agrega el pescado en trozos y las aceitunas y se deja cocinar unos 10 minutos.
Se agregan las hojitas de albahaca y se integran en el guiso y se deja cocinar unos 5 minutos. Al final, se agregan los plátanos fritos y se deja cocinar unos 5 minutos.
Delicioso pescado, escoja un pescado con cuerpo para que al momento de hervir no se deshaga. 
Fotografías de Guillermina.

viernes, 15 de julio de 2011

La belleza está en la corteza orbito-frontal media de quien mira y escucha


Beauty is in the eye of the beholder
Plato
¿Qué podrían tener en común la Alhambra de Granada, una escultura mexicana, un cuadro de Cézanne, una obra de Bach y el canto de una virtuosa cantante japonesa? Bueno, pues todo esto podría ser considerado como hermoso y podría tener una cualidad común responsable de hacernos juzgarlo de tal forma.
Algunos estudiosos del arte como Clive Bell han considerado que si “pudiéramos descubrir una cualidad común y peculiar para todos los objetos que consideramos hermosos, entonces habríamos resuelto uno de los problemas centrales de la estética”. Si bien la búsqueda de una cualidad común a los objetos hermosos nos ayudaría a clasificar los objetos hermosos de los no hermosos, dicha búsqueda nos diría poco de la experiencia de quien observa. Mas aun, dentro de lo hermoso no solo se incluyen aquellos objetos que podemos ver, si no lo que podemos escuchar y experimentar con el resto de nuestros sentidos. ¿Es posible que una pieza musical y un paisaje tengan una característica común que explique nuestra percepción de ellos como hermosos?
Es posible que encontrar dicha característica en los objetos sea una tarea difícil. Sin embargo, del lado del receptor podría ser más sencillo encontrar una respuesta. Tal vez nuestro cerebro responde de la misma forma y en exactamente el mismo lugar. Lo anterior es precisamente lo que encontraron Tomohiro Ishizu y Semi Zeki, ambos de la University College London en el Reino Unido. Los resultados de su estudio fueron publicados recientemente en la revista PLoS One.
Tomohiro y Semi expusieron a un grupo de voluntarios a imágenes de retratos, paisajes y pinturas en color, así como estímulos musicales con grados variables de melodía y armonía; algunos eran derivados de piezas ejecutadas por orquestas y otros por grupos musicales más pequeños. Mientras lo anterior ocurría, obtuvieron imágenes por resonancia magnética funcional de los cerebros de los voluntarios y les pidieron que clasificaran cada estímulo como “hermoso”, “indiferente” o “feo”. 
El autor de la primera imagen es Edinburgh Blog y el de la segunda es Shakeh. Ambas imágenes fueron tomadas de Wikimedia Commons.
 
Los autores encontraron que, de todas las áreas que estuvieron activas durante el estímulo, solo un área cortical –localizada en la corteza orbito-frontal media- se activó durante la experiencia de belleza musical y visual. La corteza orbito-frontal media es un área grande de la corteza compuesta por varias áreas arquitectónicas (incluyendo las áreas de Brodmann 10, 11, 12, 32 y 25).
Dicha área también se ha activado cuando se ha buscado una relación entre recompensa, placer, juicio, belleza y valor con la actividad cerebral. Es decir, debe existir una relación entre el procesamiento cortical del valor, el deseo y la belleza. Sin embargo, es interesante notar que según el estudio de Tomohiro y Semir la activación de un área específica (llamada A1 por los autores) de la corteza orbito-frontal media se relacionó con juicios positivos (apreciación de belleza) pero no con juicios negativos (apreciación de fealdad) aun cuando en ambos casos hay un juicio involucrado.
Otro hallazgo interesante de su estudio es que otra activación interesante ocurrió en el núcleo caudado que es un área del cerebro donde se ha encontrado actividad en otros estudios sobre belleza y amor romántico. En otras palabras, la extendida yuxtaposición del amor y la belleza en la literatura universal podría también tener un correlato neural.
Los resultados del estudio aquí descrito implican que la experiencia subjetiva de la belleza y la fealdad puede ser objetivamente establecida y medida. Sin embargo, es necesario tener en mente que la activación de la corteza orbito-frontal ha sido encontrada durante experimentos donde se han estudiado otro tipo de recompensas. Por lo tanto, son necesarios más estudios en este sentido para poder definir con más precisión la extensión y los contextos relacionados con la activación de dicha área. También, sería bonito contar con más estudios donde se investiguen otras experiencias catalogadas como “hermosas” además de los estímulos visuales y musicales.
Para aquellos que se quedaron pensando en las obras de arte, es pertinente comentarles que a pesar de que buena parte del ejercicio filosófico en estos temas se ha volcado en la relación entre belleza y arte, los resultados del estudio de Tomohiro y Semir son indiferentes al hecho de que un estímulo pueda ser considerado como una obra de arte o no. Su estudio se enfocó principalmente a la experiencia del receptor de dichos estímulos.
Artículo de referencia:

ResearchBlogging.org
Ishizu, T., & Zeki, S. (2011). Toward A Brain-Based Theory of Beauty PLoS ONE, 6 (7) DOI: 10.1371/journal.pone.0021852

martes, 5 de julio de 2011

Convergencia social en el mar y la tierra


A lo largo de los últimos años, se han encontrado notables similitudes entre varios aspectos de la conducta social de los delfines y los chimpancés. Los cetáceos y los primates se encuentran a –más o menos- 95 millones de años de distancia evolutiva, por lo que pueden fácilmente ser considerados como grupos externos entre sí y ayudarnos a entender de mejor manera los caminos evolutivos que ambos grupos han seguido y por qué convergen en algunos aspectos.
Si pensamos exclusivamente en delfines y chimpancés, podemos mencionar las siguientes similitudes: en ambos grupos se ha descrito el uso de herramientas, alianzas entre machos, cortejo con coerción sexual y cacería cooperativa; además, en ambos casos se trata de especies con grandes cerebros, historias de vida lentas y que viven en sociedades fisión-fusión.
Sin embargo, también las diferencias entre ellos nos dan pistas acerca de las fuerzas evolutivas que han actuado sobre ambos grupos. Por ejemplo, tanto en delfines nariz de botella como en chimpancés, las hembras tienen relaciones mas débiles que las que se observan entre machos (aunque hay excepciones en algunos sitios de estudio), las madres con crías tienden a moverse solas y a asociarse menos con machos que las hembras sin crías y las hembras que no se encuentran en estro tienden a congregarse en grupos mas pequeños que las hembras en celo. A pesar de todas estas similitudes, las hembras de los delfines parecen tener vidas sociales más diversas y en general encontrarse en grupos más grandes.
Una probable explicación a esto último parece radicar en las diferencias en presión que la depredación ejerce en el mar comparado con la tierra: mientras que las hembras chimpancé pueden subirse a un árbol si un leopardo se acerca, las hembras delfín no tienen ningún refugio físico comparable. En el mar, los grupos grandes son tal vez el refugio más importante contra los depredadores y esto necesariamente repercute en las relaciones sociales de sus integrantes.
Fotografía tomada de Wikimedia Commons. Autor(a) desconocido(a).
En la mayoría de las especies de chimpancés son los machos los que se quedan en su territorio natal, mientras que las hembras se dispersan durante la adolescencia. Esta puede ser una de las causas por las que los machos de este tipo de primates tienen lazos más estrechos entre sí. Además, los grupos de los chimpancés son semicerrados y los territorios son defendidos y en algunos casos muy ferozmente. En los delfines –en cambio- no existen “reglas” claras de dispersión, en consecuencia la sociabilidad es mayor entre machos y hembras, y dado que tampoco existen límites territoriales las redes sociales existan de forma más continua y abierta.
Por otro lado, tanto los delfines como los grandes simios son los felices poseedores de cerebros grandes, lo cual está relacionado con una cognición social compleja así como con historias de vida lentas. Es decir, ambos grupos tienen cierta sofisticación en sus relaciones sociales y en sus formas de resolver los retos sociales, y en ambos grupos los individuos atraviesan por etapas prolongadas a lo largo de su vida (como la infancia y la adolescencia) durante las cuales el aprendizaje parece ser una cuestión muy importante.
Es interesante que los cerebros grandes parecen estar presentes en aquellas especies con historias de vida lentas y cierta sofisticación en su cognición social, como los delfines y los grandes simios. Al respecto, como la asidua lectora o lector recordarán, en este blog hemos hablado de la discusión existente respecto a si será el medio social (hipótesis de la inteligencia social) o el ambiental (hipótesis de la inteligencia ecológica) el que ha servido como presión principal en aquellas especies que han evolucionado cerebros grandes.
Algunos especialistas coinciden en que en algunos casos probablemente no haya sido una presión más fuerte que la otra, si no que ambas hayan actuado de forma conjunta para impulsar en una espiral la evolución de la sofisticada cognición social que observamos en ciertos grupos.
Este podría ser el caso si pensamos tanto en los delfines como en los grandes simios. Los chimpancés, por ejemplo, tienen que ubicar los árboles de las frutas de las que se alimentan. Para ser exitosos en ello es necesario que cuenten con un mapa mental de los árboles disponibles así como el estado de maduración en el que se encuentren los frutos en cada uno de ellos. Los delfines, por otro lado, podrían no tener que preocuparse por algo similar pues peces en el mar hay muchos, pero podrían en cambio estar más preocupados por la ubicación de los depredadores como orcas y tiburones.
Fotografía tomada del Primate Info Network. Autor(a) desconocido(a).
Uno podría argüir que otras especies enfrentan retos similares en términos de forrajeo o depredación. Por lo que para poder entender mejor las semejanzas y diferencias entre los cetáceos y los primates y la fuerza que cada factor pudiera haber ejercido durante su evolución es importante contar con más información respecto a su ecología y sus habilidades cognitivas. De ser posible, seria muy útil que los métodos de estudio de estas especies fueran semejantes para que las comparaciones pudieran llevarse a cabo de forma más confiable.
Los estudios comparativos entre animales con cerebros grandes lucen cada vez más atractivos en términos de lo que pudieran contribuir a nuestro entendimiento de la evolución social. Otros estudios señalan semejanzas entre los cachalotes y los elefantes, por lo que los grupos que pudiéramos utilizar para los estudios comparativos parecen ir en aumento.
Artículo de referencia:


ResearchBlogging.org
Pearson, Heidi C (2011). Sociability of female bottlenose dolphins (Tursiops spp.) and chimpanzees (Pan troglodytes): Understanding evolutionary pathways toward social convergence Evolutionary Anthropology, 20, 85-95 : 10.1002/evan.20296