Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

domingo, 29 de mayo de 2011

Omelet de flor de izote con garam masala


Ingredientes:
Pétalos de flor de izote
Cebolla en gajos finos
Huevos
½ cucharadita de garam masala por cada huevo
Sal al gusto
En el mercado las señoras me dijeron que, al cocinar, solo había que dejar los pétalos para que no amargara. Yo les hice caso.
En un sartén, se sofríen los pétalos con la cebolla y tantita sal, y se deja enfriar.
Después se mezclan con el garam masala, el huevo batido y un poquito mas de sal.
Se prepara el omelet a fuego muy bajo para que no se dore demasiado (como en la foto).
Coma al gusto con pan, tortillas, tostadas y hasta con un poquito de crema fresca y queso.
Fotografías de Guillermina.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Cafeterías con ojos: laboratorios para estudiar la cooperación humana


Aunque a veces no lo parezca en el tráfico del medio día, las sociedades humanas se caracterizan por altos niveles de cooperación. A pesar de eso, los intercambios cooperativos no siempre son simétricos. Los eventos de cooperación en los que el beneficiario del acto cooperativo tiene pocas posibilidades de corresponder son casos interesantes desde el punto de vista teórico. Si todos recibiéramos beneficios de los cooperadores sin pagar los costos de la cooperación, la selección natural debería o podría actuar en contra. Es decir, en una sociedad de abusadores los cooperadores irían desapareciendo poco a poco.
Sin embargo, se han propuesto algunas soluciones que explicarían la permanencia de la cooperación aun cuando la reciprocidad no ocurra. Dichas soluciones sugieren que los no cooperadores podrían pagar el costo de no cooperar en la forma de (mala) reputación, castigo o ambos.
En los modelos basados en la reputación aquellos individuos que no cooperan cuando tienen la oportunidad de hacerlo se hacen de mala reputación y, en consecuencia, pueden no ser considerados como compañeros potenciales en situaciones futuras en las que la cooperación fuera necesaria.
En los modelos que consideran al castigo aquellos individuos que han recibido beneficios y no han correspondido un acto cooperativo son “castigados” por otros miembros del grupo. Por lo tanto, el temor de ser castigados –en la forma que ocurra- puede ser un aliciente para la cooperación y la reciprocidad.
En ambos casos existe evidencia empírica que sugiere que tanto la reputación como el castigo son elementos importantes en los intercambios cooperativos humanos. Sin embargo, preocuparse de la reputación o del castigo únicamente tienen sentido cuando alguien más sabe que no cooperamos. Es decir, si nadie nos miró ni se dio cuenta cuando no cooperamos entonces el riesgo de tener mala reputación o de ser castigado desaparece. En ese sentido la presencia de un par de ojos es sin duda un elemento indicador mínimo de haber sido observados.
En un estudio llevado a cabo hace algunos años por Melissa Bateson, Daniel Nettle y Gilbert Roberts de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, los autores hicieron un experimento utilizando ya fueran imágenes de flores o de ojos (un par de ellos) junto a una cajita donde los ocupantes de un edificio universitario debían depositar su contribución para el café. En ese estudio, los autores encontraron que la contribución monetaria de los donatarios era tres veces mayor cuando había una imagen de ojos comparado con los días en los que la imagen era floral. Estos resultados sugerían que un par de ojos podían influir de forma importante en la conducta cooperativa de los individuos en un contexto real.
Sin embargo, existían algunas explicaciones alternativas: 1) pudiera ser que los ojos simplemente atrajeran con más fuerza la atención hacia la cajita y 2) si la sospecha de ser observado es un estímulo importante para facilitar la cooperación entonces este estímulo tendría que funcionar aun cuando no estuviera asociado con instrucciones verbales para cooperar (como era el caso en el mencionado estudio). Por lo tanto, era necesario demostrar que los ojos pueden ser, efectivamente, un estímulo para cooperar aun cuando su presencia no esté directamente asociada a instrucciones verbales para hacerlo.
En las cafeterías puede haber ojos que observan con insistencia. Imagen tomada de aquí.
Para poner a prueba lo anterior, Max Ernest-Jones, Daniel Nettle y Melissa Bateson idearon un experimento en una cafetería de la Universidad de Newcastle donde durante 32 días colocaron imágenes de ojos y flores (como en el experimento anterior). Las imágenes de ojos y/o flores estaban asociadas a mensajes relacionados o no con la conducta que se midió. Es decir, podían decir “Por favor coloca tu charola en el estante correspondiente cuando hayas terminado tu comida” o bien “Favor de consumir únicamente los alimentos y bebidas adquiridos en este establecimiento”. Cada combinación de fotografía y mensaje fue usada de forma aleatoria y exclusiva durante varios de los 32 días.
En la cafetería donde llevaron a cabo el experimento los comensales tenían que llevar su basura a los contenedores destinados para ello: esta fue la conducta cooperativa que Max y sus colaboradores midieron. Los autores también midieron el número total de personas en la cafetería y el número de personas que conformaban los grupos de comensales en cada mesa.
Alguien te observa, sigue leyendo. Imagen tomada de aquí.

Max y su equipo encontraron que cuando había carteles con ojos la gente estaba más inclinada a recoger sus charolas, independientemente del tipo de mensaje que tuvieran los carteles. Lo cual sugiere que era la presencia de las imágenes de ojos –y no el mensaje per se- lo que estimulaba a los comensales a cooperar. Al parecer, de alguna manera somos susceptibles a estímulos que indiquen la existencia de cierto escrutinio social.
Los comensales cooperaron más cuanto más gente había en la cafetería. Esto constituye evidencia directa de que la presencia de observadores sin duda estimula conductas cooperativas. La cooperación también estuvo relacionada con el tamaño del grupo en cada mesa. Sin embargo, este efecto solo estuvo presente en grupos de cuatro o menos comensales. Cuando los grupos superaban dicho número la cooperación era menos probable.
No existe una explicación clara para lo último, pero interesantemente otros estudios sugieren que es más probable que un grupo de conversación se desintegre en pequeños subgrupos este excede las cuatro personas. En el caso del experimento del equipo de Newcastle podría ser que el escrutinio dentro de un grupo es menor cuando hay más de cuatro personas ya que resulta más difícil poner atención a lo que los otros están haciendo.
El estudio de Max y colaboradores se suma a la serie de estudios realizados en contextos universitarios, particularmente en cafeterías. Este tipo de estudios son a menudo criticados por ser llevados a cabo con poblaciones a partir de las cuales podría ser difícil hacer generalizaciones. A pesar de sus limitaciones –mismas que deben ser tomadas en cuenta- estos estudios dan cierta luz en el entendimiento de los mecanismos detrás de las conductas cooperativas en humanos.
Indudablemente, como sitio de campo o laboratorio puede ser muy atractivo ¿Qué otro sujeto de estudio llega solo mientras uno toma datos, capuchino y pastel?
Artículo de referencia:
 

ResearchBlogging.org
Ernest-Jones, M., Nettle, D., & Bateson, M. (2011). Effects of eye images on everyday cooperative behavior: a field experiment Evolution and Human Behavior, 32 (3), 172-178 DOI: 10.1016/j.evolhumbehav.2010.10.006

domingo, 15 de mayo de 2011

La pastilla que podría alejar al inhalador contra el asma

El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que afecta a alrededor de 300 millones de personas alrededor del mundo. Entre los síntomas se cuenta la respiración sibilante, falta de aire, tos y opresión en el pecho en respuesta a uno o varios factores desencadenantes, como los alergenos. El asma afecta –en mayor o menor medida- la calidad de vida de los pacientes diagnosticados con la misma. Quien la padece, lo sabe bien.
Como muchas otras enfermedades, el asma –así como los diversos tratamientos para su control- es el objeto de numerosos estudios. Sin embargo, los alcances de muchos de estos estudios pueden ser limitados porque en muchos de ellos –los llamados estudios clínicos controlados- los grupos de estudio son homogéneos, por lo que los resultados no necesariamente pueden extrapolarse a un grupo heterogéneo del mundo real. Por ejemplo, en muchos de estos estudios los fumadores son excluidos cuando dichos pacientes pueden constituir alrededor del 25% de aquellos que reciben tratamiento contra el asma.
Una alternativa son los llamados estudios pragmáticos que son llevados a cabo en grupos “reales”. Es decir, con grupos más heterogéneos que reflejan con mayor fidelidad la complejidad y la diversidad tanto de los pacientes como de la práctica médica del día a día.
Las directrices para tratar enfermedades se basan en estudios clínicos controlados. Para controlar el asma dichos estudios sugieren el uso de un glucocorticoide inhalado. Sin embargo, cerca del 80% de los pacientes tienen problemas para usar los inhaladores ya sea porque tienen efectos colaterales o porque no desean tomar esteroides.
Inhalador para el asma. Imagen tomada de Wikipedia.
 Sin embargo, existen alternativas para el tratamiento del asma como son el LTRA (antagonista del receptor del leucotrieno) y el LABA (agonista de acción prolongada del beta-adrenoreceptor).
En un estudio reciente liderado por David Price de la Universidad de Aberdeen y la Escuela Médica de Norwich, Reino Unido, se llevaron a cabo dos pruebas donde se evaluaba 1) la efectividad del inhalador comparado con el del LTRA (ambos como tratamientos principales) y 2) la efectividad del LTRA y el LABA como tratamiento adicional para pacientes que recibían el inhalador como tratamiento principal.
Su estudio fue llevado en un contexto real, es decir, fue un estudio pragmático con pacientes reclutados en diversas clínicas a lo largo y ancho del Reino Unido. En este estudio eran además los mismos pacientes quienes evaluaban la efectividad de los medicamentos en cuanto a su calidad de vida.
Según sus resultados el LTRA fue igualmente efectivo que el inhalador de glucocorticoides como tratamiento principal e igualmente efectivo que el LABA como tratamiento adicional. Los pacientes recibieron seguimiento durante 2 años, lo cual es un punto importante a favor de este estudio ya que su extensión lo hace relevante en términos de la práctica clínica ordinaria.
Las vías respiratorias antes y después de un ataque de asma. Imagen de Leandroidecba tomada de Wikipedia.
La buena noticia es que el LTRA viene en pastillas (como Montelukast y Zafirlukast), lo que, comparado con el inhalador convencional, hace más fácil su uso. Entre otras ventajas el LTRA estará disponible como medicamento genérico muy pronto (en algunos países como el Reino Unido), puede tener efectos colaterales positivos contra padecimientos como la rinitis y parece ser una sustancia bastante segura. Adicionalmente, podría ser un tratamiento particularmente atractivo en contextos en los que los pacientes con asma no reciben tratamiento, como en los países en desarrollo.
Entonces, el estudio de David y colaboradores lanza dos mensajes importantes. El primero -por supuesto- tiene que ver con la eficacia de otras sustancias o medicamentos en el tratamiento contra el asma, lo cual son buenas noticias tanto para los pacientes como para el doctor familiar. El segundo, es que resalta la importancia de los estudios pragmáticos en la evaluación de tratamientos médicos. Este tipo de estudios tienen sus pros y sus contras. Entre las ventajas es que constituyen un enfoque mucho más realista, pero la desventaja es que hay muchas variables que no pueden ser controladas –como en los estudios clínicos controlados- por lo que constituyen experimentos “menos perfectos”.
Sin embargo, aun cuando los resultados parezcan difíciles de interpretar estos podrían compararse con aquellos obtenidos en estudios controlados: los resultados de David y su equipo son básicamente iguales a por lo menos tres estudios clínicos (GOAL, FACET y OPTIMA). En consecuencia, y tal y como David y su equipo sugieren, la toma de decisiones respecto a tratamientos médicos puede estar mejor fundamentada si se toman en cuenta tanto los estudios clínicos controlados como los estudios pragmáticos. 
Artículo de referencia:

ResearchBlogging.org
Price D, Musgrave SD, Shepstone L, Hillyer EV, Sims EJ, Gilbert RF, Juniper EF, Ayres JG, Kemp L, Blyth A, Wilson EC, Wolfe S, Freeman D, Mugford HM, Murdoch J, & Harvey I (2011). Leukotriene antagonists as first-line or add-on asthma-controller therapy. The New England journal of medicine, 364 (18), 1695-707 PMID: 21542741

lunes, 9 de mayo de 2011

Lomo de cerdo con chinchayote en salsa de ciruela y chipotle


1/2 kilo de lomo de cerdo partido en cubos pequeños
1 kilo de chinchayote o chayotextle (raíz de chayote)
4 ciruelotas (aproximadamente 3/4 de kilo)
2 ajos
1 cebolla en filetes
sal al gusto


Se fríe la cebolla con la carne y el ajo.
Se cortan las ciruelas y se licuan con los chiles, la sal y el ajo.
Se agrega la mezcla a la carne cuando ésta esté doradita y se deja cocinar a fuego lento unos 10 minutos.
Se corta el chinchayote en cubos pequeños y se agrega.
Se tapa la cazuela y se deja cocinar a fuego lento otros 20 minutos.
La próxima vez licuaría solo una ciruela y el resto las partiría en trocitos para que se deshicieran mientras se sazona el guiso.
Fotografías de Guillermina.

jueves, 5 de mayo de 2011

Cannabidiol: el secreto para hablar en público sin problemas


Actualmente, el tratamiento de muchos desórdenes psicológicos es problemático debido a que no existen medicinas adecuadas para ello, ya sea porque encontrar la dosis es difícil o porque las sustancias que se utilizan tienen efectos secundarios casi tan indeseables como los problemas ocasionados por el desorden mismo. Por lo tanto, la investigación psicofarmacológica sigue siendo un área que recibe mucha atención.
Uno de los desórdenes cuyo tratamiento ha sido complicado es el Desorden de Ansiedad Social o SAD, por sus siglas en inglés. Dicho desorden en uno de los más comunes dentro del espectro de condiciones relacionadas con la ansiedad. Esta condición impide la adaptación adecuada de las personas que lo padecen en situaciones sociales cotidianas. A largo plazo y de no recibir el tratamiento adecuado ocasiona disfunciones importantes, discapacidad y pérdida de productividad.
Las medicinas disponibles en la actualidad para tratar el SAD controlan el trastorno de forma bastante pobre –solo alrededor del 30% de los pacientes logran cierta recuperación sin sufrir síntomas secundarios por su consumo. Algunos pacientes con dicha condición son más propicios a “automedicarse” el uso de marihuana (Cannabis sativa) para disminuir los efectos de los eventos de ansiedad.
Cannabis sativa. Ilustración de Otto Wilhelm Thomé tomada de Wikimedia Commons.
El problema con la marihuana es que tiene un efecto paradójico. Es decir, los usuarios de Cannabis reportan que su consumo les ayuda a disminuir la ansiedad pero, por otro lado, los episodios de ansiedad intensa o pánico son uno de los efectos indeseables del consumo de marihuana. Al parecer, la diferencia entre ambos estados radica en la cantidad que se consuma de uno de los componentes mejor conocidos de la hierba: el Δ9-tetrahidrocannabinol (Δ9-THC). Dosis bajas de  Δ9-THC tienen efectos ansiolíticos (que disminuyen la ansiedad) mientras que dosis elevadas de dicho componente tienen efectos ansiogénicos (que incrementan la ansiedad).
Por otro lado, otros componentes de la hierba parecen tener efectos antagónicos. El cannabidiol (CBD) parece tener exclusivamente efectos ansiolíticos e incluso disminuir el efecto ansiogénico del Δ9-THC. Así que si el CBD tiene un efecto ansiolítico podría ser un componente efectivo en el tratamiento del SAD. Algunos estudios de Tomografía Computarizada por Emisión de Fotones Individuales sugieren que ese podría ser el caso.
Considerando lo anterior, un grupo de 14 investigadores liderado por Mateus M Bergamaschi (asociado a 3 universidades brasileñas) se dieron a la tarea de probar los efectos de la administración de una dosis de CBD en pacientes con SAD y pacientes control (sin SAD) en un contexto en el que los pacientes simulaban dar un discurso frente a un público.
El modelo experimental para inducir la ansiedad mediante la simulación de un discurso tiene una validez experimental bastante razonable: el miedo a hablar frente a un público es una manifestación fundamental del SAD.
Un total de 24 sujetos participaron en el estudio-12 con SAD y 12 controles. Los pacientes con SAD recibieron ya fuera una dosis de 600 mg de CBD o un placebo. Los controles no recibieron ninguna substancia. Ninguno de los participantes tenía historia de consumo de marihuana durante el año previo y ninguno la había consumido más de 5 veces en su vida. El CBD fue amablemente proporcionado por un laboratorio farmacéutico británico, fue disuelto en aceite de maíz y después encapsulado. Unas cápsulas que únicamente contenían aceite de maíz fueron utilizadas como placebo.
Molécula de cannabidiol. Imagen elaborada por Harbin, tomada de Wikimedia Commons
El nivel de ansiedad fue medido mediante un par de instrumentos diseñados para que cada sujeto evaluara su nivel de ansiedad así como la percepción que tenían de su desempeño durante la prueba del discurso en público. Esto es interesante porque algunas teorías cognitivas sugieren que el SAD es el resultado de una apreciación negativa de uno mismo y/0 de lo que los otros piensan de uno.
También se tomaron medidas fisiológicas en diferentes etapas de la prueba respecto a la conductividad de la piel, la presión arterial sanguínea y la frecuencia cardiaca.
Como el lector suspicaz ya habrá sospechado la administración de la pildorita mágica con CBD redujo de manera importante los niveles de ansiedad, incomodidad y discapacidad en aquellos pacientes con SAD durante la prueba del discurso comparado con los niveles de ansiedad de los sujetos con SAD que recibieron el placebo. Los niveles alcanzados por los pacientes con SAD que recibieron CBD fueron semejantes a los del grupo control.
Aunque no se encontraron diferencias en las medidas fisiológicas entre los diferentes grupos, la percepción somática de las personas con SAD si fue diferente de acuerdo con lo que expresaron en las autoevaluaciones; por lo que –de acuerdo con los autores- la administración de CBD parece “proteger” a los pacientes de una apreciación subjetiva de su estado.
Como medida terapéutica, el uso del CBD podría tener importantes y positivas diferencias con respecto a otros medicamentos. Por ejemplo, algunos de los medicamentos disponibles pueden provocar discapacidad motriz, somnolencia, podrían crear dependencia y, en consecuencia, ocasionar síndrome de abstinencia cuando se abandonara su consumo.
De acuerdo con lo que sugieren otros estudios ese no sería el caso con el uso de CBD. El tratamiento continuo con CBD –aunque no así con la administración de Δ9-THC- no genera dependencia ni se desarrollan conductas adictivas. Es decir, el CBD parece ser una sustancia segura sin efectos cognitivos o psicoactivos importantes.
Sin embargo, los autores señalan que aun es necesario contar con más estudios donde se evalúe el efecto de la administración de CBD a largo plazo y, más importantemente, estudios que permitan dilucidar el tipo de tratamiento y la cantidad de CBD óptima para cada trastorno. También, parece ser fundamental entender de mejor manera cómo es que el CBD actúa y los mecanismos (fisiológicos, moleculares y de otro tipo) mediante los que se logra (o se lograría) una reducción de los niveles de ansiedad en los diferentes tipos de trastornos.
Artículo de referencia:



ResearchBlogging.org
Bergamaschi, M., Queiroz, R., Chagas, M., de Oliveira, D., De Martinis, B., Kapczinski, F., Quevedo, J., Roesler, R., Schröder, N., Nardi, A., Martín-Santos, R., Hallak, J., Zuardi, A., & Crippa, J. (2011). Cannabidiol Reduces the Anxiety Induced by Simulated Public Speaking in Treatment-Naïve Social Phobia Patients Neuropsychopharmacology, 36 (6), 1219-1226 DOI: 10.1038/npp.2011.6