Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

viernes, 29 de abril de 2011

Salsa de chile serrano y nuez de la india


100 gramos de nuez de la india
1/4 de cebolla
1 ajo
1/4 taza de aceite de oliva
un chorrito de vinagre de vino blanco
sal al gusto
Parta los chiles a la mitad y retire las venas y las semillas.
Corte la cebolla en tiras y fría juntos los chiles.

Licue la nuez en la licuadora hasta obtener un polvo fino. Aparte.
Licue el chile, la cebolla, el ajo, la sal y el aceite de oliva.
Ponga la mezcla del chile en una sartén y mezcle con el polvo de nuez.
Cocine unos 10 minutos a fuego lento.
Agregue el chorrito de vinagre, apague el fuego y tape.

Disfrute libremente en lo que quiera.

Fotografías de Guillermina.

lunes, 25 de abril de 2011

Cultura, cognición y el origen africano del lenguaje humano

El lenguaje es una característica humana única. Él nos separa y nos distingue del resto de los animales a pesar de los numerosos intentos con otras especies por encontrar paralelos. El lenguaje, junto con la cultura y la teoría de la mente parecen haber ensanchado –en algún momento de la evolución humana- el abismo evolutivo que hoy en día nos separa de otras especies de primates contemporáneos y probablemente también de varias especies extintas.
Entre los lingüistas y los biólogos evolutivos parece debatirse a menudo el cómo y el cuándo del origen del lenguaje. El lenguaje como rasgo biológico humano debió haberse originado en algún momento de nuestra historia evolutiva. Después, esta característica biológica ha tenido su propia historia evolutiva y miles de lenguajes o idiomas existen hoy en día alrededor del globo.
Una de las dificultades para saber exactamente dónde surgió el lenguaje es precisamente contar con un método que permita hacerlo. Recientemente se publicó en la revista Science un estudio en el que Quentin D Atkinson de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda -autor del artículo- aplicó un método comúnmente utilizado en la biología evolutiva para elaborar árboles filogenéticos utilizando secuencias de ADN: la filogenia Bayesiana.
También, tomando otra idea prestada de la biología Quentin pensó que así como la diversidad genética y fenotípica humana disminuye conforme aumenta la distancia de África tal vez alguna característica del lenguaje pudiera comportarse de manera semejante. Si este fuera el caso entonces sería posible rastrear el lugar de origen del lenguaje, donde quiera que este hubiera ocurrido.
Un estudio reciente le sugirió a Quentin que tal vez la diversidad fonémica pudiera ser esa característica lingüística que se comportara como la diversidad genética. Es decir, serían los fonemas (las consonantes, vocales y tonos que representan los elementos mas sencillos del lenguaje) los que disminuirían en un lenguaje dado conforme más lejos hubiera evolucionado y se hubiera alejado éste del lugar de origen. El resultado del análisis de Quentin, que consideró 504 lenguajes contemporáneos, sugiere que la región de origen del lenguaje humano moderno puede haber sido el suroeste de África. Tener un primer dato respecto al lugar de origen del lenguaje es sin duda emocionante.
Todavía mas emocionante es el hecho de que si el origen del lenguaje humano moderno ocurrió hace unos 50,000 años -más o menos cercano al éxodo de África- y los primeros registros de cultura simbólica en el registro arqueológico datan de hace unos 80,000 a 160,000 años eso significaría que los humanos modernos salieron a colonizar el globo con un lenguaje, digamos, bastante fluido. En consecuencia, pudo haber sido el lenguaje la innovación cultural y biológica clave en la expansión y éxito del Homo sapiens, si no la única, por lo menos una muy importante.
Torre de Babel. Obra original de Pieter Bruegel the Elder tomada de Wikimedia Commons.
Llama la atención que el análisis de Quentin señala la existencia de mecanismos similares en la configuración tanto de la diversidad genética humana como de la diversidad lingüística. Asimismo, es notorio el hecho de que algunos componentes del lenguaje mantengan huellas de sus umbrales a pesar del montón de años que han pasado desde su origen.
Pero para complicar y hacer un poco más emocionante el asunto de la evolución del lenguaje, otro estudio recién sacadito del horno sugiere que otros elementos del lenguaje parecen cambiar de una forma un poco más compleja o, mejor dicho, de una forma alejada de los patrones esperados.
En este otro estudio liderado por Michael Dunn y publicado en la revista Nature los autores también utilizaron el método filogenético Bayesiano, pero a diferencia del estudio de Quentin lo aplicaron para poner a prueba predicciones derivadas de las dos principales teorías acerca de la variación lingüística desde el punto de vista evolutivo.
Una de estas teorías fue ideada por Noam Chomsky quien propuso que los humanos nacemos con una capacidad innata de adquisición del lenguaje en la forma de uno o varios módulos cerebrales. Esto explicaría el que los niños fueran capaces de generalizar los principios gramaticales de su idioma materno a partir de una serie de reglas que tendrían de forma “predeterminada” en su cerebro. La otra teoría, ideada por Joseph Greenberg, sugiere que hay características del lenguaje principalmente relacionadas con el orden de las palabras (tales como la forma en la que el sujeto y el verbo se acomodan en una oración) que pueden ser explicadas por restricciones cognitivas.
De acuerdo con la primera teoría los patrones de cambio de los lenguajes o idiomas a lo largo de su historia evolutiva deberían ser independientes de la familia a la que perteneciera cada lenguaje, o del camino evolutivo que siguió, porque serían producto de los mismos parámetros subyacentes. De acuerdo con la teoría de Greenberg, se esperaría cierta interrelación o codependencia entre algunos tipos de órdenes de palabras pero no en otros.
Según el estudio de Michael y colaboradores, en el que analizaron un tercio de los más o menos 7,000 lenguajes existentes hoy en día, los lenguajes parecen evolucionar siguiendo su propia agenda. En otras palabras, no parecen evolucionar de acuerdo con reglas universales (chomskianas o greenbergianas) establecidas por los patrones cerebrales humanos. Al parecer, la estructura gramatical profunda de cada familia de idiomas ha evolucionado sus propias reglas y no parece estar gobernada por factores cognitivos universales.
Los autores sugieren que “por lo menos en lo que se refiere al orden de las palabras la evolución cultural es el factor principal que determina la estructura lingüística donde el estado actual de un sistema lingüístico moldearía y restringiría los estados futuros”.
Esta conclusión es un tanto más aventurada que la de Quentin y el análisis publicado ya ha generado controversia entre los lingüistas. Esto se debe a que las restricciones impuestas por nuestras habilidades cognitivas necesariamente tienen que jugar un papel preponderante tanto en la evolución como en la estructura de la diversidad lingüística observada. Es decir, aunque es innegable el papel de la cultura en la construcción de los lenguajes o idiomas no puede ser la explicación completa.
También, es necesario explorar otras características del lenguaje con los métodos utilizados por Michael y su equipo. Su hallazgo podría no aplicarse a todos los casos lo cual también sería muy interesante.
Un detalle bonito de ambos estudios es que en ambos casos se tomaron prestados de la biología métodos para poner a prueba predicciones lingüísticas. Lo anterior subraya la importancia de la colaboración interdisciplinaria de la que sin duda pueden obtenerse resultados para dejarnos sin habla.
Artículos de referencia:

ResearchBlogging.org
Atkinson, Q. (2011). Phonemic Diversity Supports a Serial Founder Effect Model of Language Expansion from Africa Science, 332 (6027), 346-349 DOI: 10.1126/science.1199295

Dunn, M., Greenhill, S., Levinson, S., & Gray, R. (2011). Evolved structure of language shows lineage-specific trends in word-order universals Nature DOI: 10.1038/nature09923

viernes, 15 de abril de 2011

Más sabe la elefanta por vieja que por elefanta


Los elefantes africanos (Loxodonta africana) viven en unidades donde la vieja matriarca parece tener un rol fundamental en algunas actividades grupales como movimientos y respuesta ante depredadores. Estos mamíferos de larga vida, grandes cerebros e interesantes relaciones sociales son el centro de estudio del Proyecto de Investigación de los Elefantes de Amboseli (Amboseli Elephant Research Project).
Los miembros de este equipo de investigación cuentan con detallada información respecto a los 1,500 miembros de una población que deambula muy cerca del Kilimanjaro (cuentan que, incluso, pueden reconocerlos individualmente a todos ellos). Con 35 años de estudiar a esta población de forma ininterrumpida, el equipo tiene cada vez más elementos para responder interesantes preguntas respecto a estos paquidermos.
Recientemente, Karen McComb, Graeme Shannon, Sarah M. Durant, Katito Sayialel, Rob Slotow, Joyce Poole y Cynthia Moss -pertenecientes a 5 instituciones distintas- publicaron un estudio donde abordaron algunos aspectos relacionados con el liderazgo de las matriarcas de la tan estudiada población de elefantes. En particular ellos estaban interesados en saber si las matriarcas con mayor edad tendrían una mayor capacidad de identificar amenazas potenciales al grupo.
Manada de elefantes africanos en el Serengueti. Fotografía de Ikiwaner tomada de Wikimedia Commons.
Cuando dentro de un grupo existen uno o varios miembros que cuenten con información o experiencia relevante que pudiera ser de beneficio para el grupo, entonces el grupo se beneficiaría siguiendo o haciendo caso a las respuestas de un líder conocedor.
No es difícil imaginarse lo anteriormente descrito en un grupo de humanos; lo interesante es encontrar paralelos en el mundo animal y entender cuáles serían los beneficios que los miembros de un grupo obtendrían al aceptar las decisiones de un líder. Así mismo, es importante conocer cuáles serían los beneficios potenciales para entonces entender las bases evolutivas del liderazgo y las condiciones bajo las que este fenómeno ocurriría en el mundo animal.
En humanos se ha encontrado que la edad está positivamente relacionada con el liderazgo. A pesar del deterioro que la edad también trae consigo respecto a varias formas de procesamiento cognitivo, es claro que solo con la edad se adquiere el conocimiento especializado que un buen liderazgo requiere. En sociedades animales se ha sugerido que los líderes viejos serían aquellos que contaran con información ecológica relevante, es decir, información respecto a fuentes de alimento, rutas de migración o información respecto a la amenaza que pudieran representar ciertos depredadores.
Después de los humanos, los leones son probablemente los principales depredadores de los elefantes. A estos felinos les gusta depredar pequeñas crías de menos de 4 años. A pesar de la mala fama que los leones machos tienen como cazadores ellos son –y no las hembras- los que son más exitosos cuando se trata de cazar presas de gran tamaño como los elefantes y los búfalos.
De hecho, se ha visto que cuando se trata de cazar elefantes un par de leones machos puede hacer el mismo trabajo que siete leonas. Esto no es raro si pensamos que los leones son un 50% más grandes que las leonas y, por lo tanto, más poderosos que ellas. En consecuencia, para un grupo de elefantes, un grupo de leones machos dispuestos a cazar constituye una amenaza más seria que un grupo del mismo tamaño pero compuesto por leonas .
Por supuesto que los elefantes no se quedan de trompas cruzadas frente a las amenazas felinas. Los elefantes pueden exitosamente investir a un grupo de leones o leonas, sobre todo las matriarcas que suelen ser más grandes que el resto de las elefantas. Lo que es cierto es que seguro estarían más preocupadas de perder a alguna de las crías del grupo cuando un grupo de leones machos se acercara.
Entonces, si la edad da cierta experiencia a las elefantas matriarcas entonces ellas podrían ser capaces de distinguir entre diferentes tipos de amenazas. Por ejemplo, al escuchar ya sean rugidos de leones o de leonas podrían tener una idea del tamaño de la amenaza.
Lo que Karen y su equipo hicieron fue reproducir grabaciones de rugidos de leones y leonas en diferentes combinaciones y números y observaron las reacciones de las elefantas matriarcas de 39 grupos familiares de elefantes. Estas reacciones eran por ejemplo, la atención que la matriarca prestaba a las grabaciones (dirigiendo sus grandes orejas hacia la ubicación del reproductor de sonido), mayor cohesión grupal alrededor de las crías (de las otras hembras del grupo y la matriarca), ataque de la matriarca (cambio de dirección y actitud de la matriarca) y cambio de dirección de las otras hembras y sus crías hacia la posición de la matriarca.
Después, analizaron todos los factores considerados (número de rugidos de leones, sexo del rugidor, edad de la matriarca, etc.) con un modelo diseñado para entender la contribución de cada uno de los factores en los patrones de agrupación grupal y defensa observados.
Los resultados sugieren que aunque los grupos como un todo reaccionan con más intensidad ante el rugido de tres leones comparado con el de uno solo, aquellos grupos con matriarcas de mayor edad son más sensibles ante el rugido de un solo león. Y la verdad es que tienen razón, pues se ha visto que un solo león es capaz de depredar a una cría de elefante. En consecuencia, una reacción temprana ante un riesgo inminente muy probablemente repercutiría de forma positiva en la sobrevivencia de las crías más vulnerables.
Los resultados son notorios considerando que la depredación por leones no es un evento que ocurra a menudo y que la proporción de sexos en los grupos de leones está generalmente sesgada al lado femenino. Por otro lado, es poco probable que la reacción se deba a la vulnerabilidad de las matriarcas en sí pues estos miembros son generalmente más grandes que el resto. Además, en tal caso la reacción tal vez debería ser más generalizada y no especialmente en respuesta a los rugidos de los leones machos.
Otros estudios también sugieren que las elefantas matriarcas de más de 60 años son las más exitosas cuando se trata de liderar movimientos a larga escala en busca de alimento. Las matriarcas le saben bien al negocio paquidérmico pues.
Este estudio sin duda es una invitación a investigar más respecto a la experiencia y el liderazgo que tienen los miembros más añejos en especies longevas que forman grupos familiares. En grupos humanos ha sido bien estudiado el papel de los ancianos como líderes, pero aun falta mucho por saber respecto a dicho fenómeno en grupos animales.
Elefantes retozando en el lodo. Fotografía de Mgiganteus tomada de Wikimedia Commons.
Artículo de referencia:


ResearchBlogging.org
McComb, K., Shannon, G., Durant, S., Sayialel, K., Slotow, R., Poole, J., & Moss, C. (2011). Leadership in elephants: the adaptive value of age Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences DOI: 10.1098/rspb.2011.0168

domingo, 10 de abril de 2011

Pollo en salsa de guanábana, perejil y chile serrano


Se fríen –en poco aceite- la cebolla, el pollo y al final el cebollín.
Se licua la guanábana, el chile y la sal (o consomé de pollo en polvo) y se añaden al pollo.
Se cocina durante unos 10 minutos a fuego lento y se agregan las hojitas de perejil.
Se cocina otros 5 minutos a fuego lento.
Se añaden las cabalacitas o cualquier otra verdura de sabor suave para que no compita con el sabor de la guanabana y el perejil.
El sabor de la guanábana se conserva bien en esta salsa y se mezcla sabrosamente con el sabor del perejil. Este guiso delicioso y tropical se puede servir con arroz, pasta o como relleno de crepas.
Fotografías de Guillermina.

martes, 5 de abril de 2011

¿De qué se ríen los primates?


La risa no es cosa de risa, o por lo menos no de tanta risa. Varios investigadores en las ciencias conductuales se dedican a estudiar los patrones de ocurrencia de la sonrisa, la risa espontánea, la risa en contextos sociales, la risa con carga emocional -y sin ella- y la risa en respuesta a la risa de otros, entre otros tipos de risa.
Con el estudio serio y formal de la risa se ha descubierto que esta conducta -aparentemente ligera- constituye una herramienta integral en la inteligencia emocional de los seres humanos con importantes consecuencias en las conductas cooperativas y la comunicación social.
Fotografía de Eric Ward tomada de Wikimedia Commons.

Marina Davila-Ross de la University of Portsmouth en el Reino Unido es una investigadora interesada en el estudio de las risas y las sonrisas. Ella, junto con tres colaboradores más (Bethan Alcock, Chris Thomas y Kim A. Bard) publicaron recientemente en la revista Emotion un artículo sobre los patrones de risas en cuatro grupos de chimpancés cautivos.
El interés en estudiar la risa en primates radica en el hecho de que la comparación entre especies podría darnos pista acerca de su ocurrencia en especies de homínidos extintas y, por tanto, darnos más información respecto a su función y evolución. Con esta idea en mente, aunque sin perder de vista las funciones particulares en cada especie, es que Marina y su equipo estudiaron la ocurrencia de risas en diferentes contextos sociales en los chimpancés del Santuario Chimfunshi en Zambia.
El santuario es como un orfanato, donde alrededor de 59 chimpancés están distribuidos en cuatro encierros, dos de los cuales eran nuevos (donde los individuos han compartido encierro durante los últimos 5 años) y los otros dos antiguos (donde los individuos han compartido encierro durante 14 años). Todas las categorías de edad estuvieron representadas en todos los encierros: infantes, juveniles y adultos.
Los investigadores estudiaron tres aspectos principales: 1) la ocurrencia de repeticiones de risa (la que ocurre en respuesta a la risa de otros congéneres), 2) risa espontánea y 3) la ocurrencia de estos tipos de risa en diferentes encierros y categorías de edad. También, evaluaron si las repeticiones de risa ocurrieron efectivamente en respuesta a la risa de otros. Esto es importante porque, considerando que la risa ocurre preferentemente durante el juego social, es posible que la risa respondiera a otros eventos durante el juego y no precisamente a la risa de los otros chimpancés.
Resulta pues que Marina y su equipo encontraron que todos los chimpancés de todas las edades se reían (con excepción de los infantes;) las repeticiones de risa ocurrieron con menor frecuencia en los encierros antiguos; las repeticiones de risa y la risa espontánea fueron diferentes en su forma acústica y ocurrencia y, por lo tanto, podrían tener un significado socioemocional diferente; los eventos de juego social duraron más tiempo cuando en ellos ocurrían repeticiones de risa, y la mayoría de los chimpancés se rieron en respuesta a las risas de sus compañeros de juego y permanecieron en silencio cuando sus compañeros de juego no se reían.
Chimpancé riendo. Fotografía de Richard tomada de Wikimedia Commons.
Los resultados en conjunto sugieren que los chimpancés, al igual que los humanos, repiten algunas expresiones de sus compañeros en ciertos contextos en particular. En particular, el hecho de que las repeticiones de risa prolonguen los eventos de juego social sugiere que reírse con los otros podría darles ciertas ventajas sociales como la cohesión social y el desarrollo de habilidades comunicativas.
Esto último está reforzado por el hecho de que las repeticiones de risa ocurrieron más frecuentemente en los grupos nuevos donde además los compañeros son menos predecibles (por haber tenido menos tiempo de conocerse) y/o donde la necesidad de cohesión social es mayor.
(Sería interesante poner atención en situaciones semejantes en humanos y observar si nosotros los humanos también nos reímos más en grupos donde conocemos menos a la gente y/o donde existe la necesidad de integración grupal.)
Otro hallazgo interesante es la ausencia de repeticiones de risa en los chimpancés infantes quienes solo presentan risa espontánea y las repeticiones de risa solo ocurren al cabo de los años. Esto mismo se ha observado en orangutanes e incluso en humanos, sugiriendo la existencia de cambios ontogenéticos importantes al respecto que comparten estas especies de primates.
A pesar de estas semejanzas la risa en humanos presenta varias diferencias en comparación con las risas de otros primates. La risa humana puede ocurrir en numerosas situaciones y la risa de los grandes simios parece restringirse al juego social y al cosquilleo.
Los humanos tienen la habilidad de producir risas disociadas de emociones mientras que todavía no es claro si los grandes simios pudieran ser capaces de lo mismo. Algunos estudios sugieren la presencia de cierta forma de manejo vocal dado que se ha visto que los chimpancés y los bonobos cautivos producen vocalizaciones novedosas que sus congéneres silvestres no producen.
Sin embargo, es probable que, como el grupo del Reino Unido sugiere, los homínidos ya anduvieran riéndose unos con otros hace 5 millones de años cuando el ancestro común de los humanos y los chimpancés habitaba algunas regiones del planeta. Estas risas primitivas seguramente tuvieron alguna función muy importante por aquellos años considerando que dicha conducta ha evolucionado en humanos en una sofisticada y versátil herramienta de cooperación y comunicación social.
Es claro que los chimpancés son capaces de reírse en ciertos contextos en particular. Si se ríen de los otros o con los otros será tema de futuras investigaciones.

Artículo de referencia:
ResearchBlogging.org

Davila-Ross, M., Allcock, B., Thomas, C., & Bard, K. (2011). Aping expressions? Chimpanzees produce distinct laugh types when responding to laughter of others. Emotion DOI: 10.1037/a0022594