Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

lunes, 25 de abril de 2011

Cultura, cognición y el origen africano del lenguaje humano

El lenguaje es una característica humana única. Él nos separa y nos distingue del resto de los animales a pesar de los numerosos intentos con otras especies por encontrar paralelos. El lenguaje, junto con la cultura y la teoría de la mente parecen haber ensanchado –en algún momento de la evolución humana- el abismo evolutivo que hoy en día nos separa de otras especies de primates contemporáneos y probablemente también de varias especies extintas.
Entre los lingüistas y los biólogos evolutivos parece debatirse a menudo el cómo y el cuándo del origen del lenguaje. El lenguaje como rasgo biológico humano debió haberse originado en algún momento de nuestra historia evolutiva. Después, esta característica biológica ha tenido su propia historia evolutiva y miles de lenguajes o idiomas existen hoy en día alrededor del globo.
Una de las dificultades para saber exactamente dónde surgió el lenguaje es precisamente contar con un método que permita hacerlo. Recientemente se publicó en la revista Science un estudio en el que Quentin D Atkinson de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda -autor del artículo- aplicó un método comúnmente utilizado en la biología evolutiva para elaborar árboles filogenéticos utilizando secuencias de ADN: la filogenia Bayesiana.
También, tomando otra idea prestada de la biología Quentin pensó que así como la diversidad genética y fenotípica humana disminuye conforme aumenta la distancia de África tal vez alguna característica del lenguaje pudiera comportarse de manera semejante. Si este fuera el caso entonces sería posible rastrear el lugar de origen del lenguaje, donde quiera que este hubiera ocurrido.
Un estudio reciente le sugirió a Quentin que tal vez la diversidad fonémica pudiera ser esa característica lingüística que se comportara como la diversidad genética. Es decir, serían los fonemas (las consonantes, vocales y tonos que representan los elementos mas sencillos del lenguaje) los que disminuirían en un lenguaje dado conforme más lejos hubiera evolucionado y se hubiera alejado éste del lugar de origen. El resultado del análisis de Quentin, que consideró 504 lenguajes contemporáneos, sugiere que la región de origen del lenguaje humano moderno puede haber sido el suroeste de África. Tener un primer dato respecto al lugar de origen del lenguaje es sin duda emocionante.
Todavía mas emocionante es el hecho de que si el origen del lenguaje humano moderno ocurrió hace unos 50,000 años -más o menos cercano al éxodo de África- y los primeros registros de cultura simbólica en el registro arqueológico datan de hace unos 80,000 a 160,000 años eso significaría que los humanos modernos salieron a colonizar el globo con un lenguaje, digamos, bastante fluido. En consecuencia, pudo haber sido el lenguaje la innovación cultural y biológica clave en la expansión y éxito del Homo sapiens, si no la única, por lo menos una muy importante.
Torre de Babel. Obra original de Pieter Bruegel the Elder tomada de Wikimedia Commons.
Llama la atención que el análisis de Quentin señala la existencia de mecanismos similares en la configuración tanto de la diversidad genética humana como de la diversidad lingüística. Asimismo, es notorio el hecho de que algunos componentes del lenguaje mantengan huellas de sus umbrales a pesar del montón de años que han pasado desde su origen.
Pero para complicar y hacer un poco más emocionante el asunto de la evolución del lenguaje, otro estudio recién sacadito del horno sugiere que otros elementos del lenguaje parecen cambiar de una forma un poco más compleja o, mejor dicho, de una forma alejada de los patrones esperados.
En este otro estudio liderado por Michael Dunn y publicado en la revista Nature los autores también utilizaron el método filogenético Bayesiano, pero a diferencia del estudio de Quentin lo aplicaron para poner a prueba predicciones derivadas de las dos principales teorías acerca de la variación lingüística desde el punto de vista evolutivo.
Una de estas teorías fue ideada por Noam Chomsky quien propuso que los humanos nacemos con una capacidad innata de adquisición del lenguaje en la forma de uno o varios módulos cerebrales. Esto explicaría el que los niños fueran capaces de generalizar los principios gramaticales de su idioma materno a partir de una serie de reglas que tendrían de forma “predeterminada” en su cerebro. La otra teoría, ideada por Joseph Greenberg, sugiere que hay características del lenguaje principalmente relacionadas con el orden de las palabras (tales como la forma en la que el sujeto y el verbo se acomodan en una oración) que pueden ser explicadas por restricciones cognitivas.
De acuerdo con la primera teoría los patrones de cambio de los lenguajes o idiomas a lo largo de su historia evolutiva deberían ser independientes de la familia a la que perteneciera cada lenguaje, o del camino evolutivo que siguió, porque serían producto de los mismos parámetros subyacentes. De acuerdo con la teoría de Greenberg, se esperaría cierta interrelación o codependencia entre algunos tipos de órdenes de palabras pero no en otros.
Según el estudio de Michael y colaboradores, en el que analizaron un tercio de los más o menos 7,000 lenguajes existentes hoy en día, los lenguajes parecen evolucionar siguiendo su propia agenda. En otras palabras, no parecen evolucionar de acuerdo con reglas universales (chomskianas o greenbergianas) establecidas por los patrones cerebrales humanos. Al parecer, la estructura gramatical profunda de cada familia de idiomas ha evolucionado sus propias reglas y no parece estar gobernada por factores cognitivos universales.
Los autores sugieren que “por lo menos en lo que se refiere al orden de las palabras la evolución cultural es el factor principal que determina la estructura lingüística donde el estado actual de un sistema lingüístico moldearía y restringiría los estados futuros”.
Esta conclusión es un tanto más aventurada que la de Quentin y el análisis publicado ya ha generado controversia entre los lingüistas. Esto se debe a que las restricciones impuestas por nuestras habilidades cognitivas necesariamente tienen que jugar un papel preponderante tanto en la evolución como en la estructura de la diversidad lingüística observada. Es decir, aunque es innegable el papel de la cultura en la construcción de los lenguajes o idiomas no puede ser la explicación completa.
También, es necesario explorar otras características del lenguaje con los métodos utilizados por Michael y su equipo. Su hallazgo podría no aplicarse a todos los casos lo cual también sería muy interesante.
Un detalle bonito de ambos estudios es que en ambos casos se tomaron prestados de la biología métodos para poner a prueba predicciones lingüísticas. Lo anterior subraya la importancia de la colaboración interdisciplinaria de la que sin duda pueden obtenerse resultados para dejarnos sin habla.
Artículos de referencia:

ResearchBlogging.org
Atkinson, Q. (2011). Phonemic Diversity Supports a Serial Founder Effect Model of Language Expansion from Africa Science, 332 (6027), 346-349 DOI: 10.1126/science.1199295

Dunn, M., Greenhill, S., Levinson, S., & Gray, R. (2011). Evolved structure of language shows lineage-specific trends in word-order universals Nature DOI: 10.1038/nature09923

No hay comentarios:

Publicar un comentario