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martes, 5 de julio de 2011

Convergencia social en el mar y la tierra


A lo largo de los últimos años, se han encontrado notables similitudes entre varios aspectos de la conducta social de los delfines y los chimpancés. Los cetáceos y los primates se encuentran a –más o menos- 95 millones de años de distancia evolutiva, por lo que pueden fácilmente ser considerados como grupos externos entre sí y ayudarnos a entender de mejor manera los caminos evolutivos que ambos grupos han seguido y por qué convergen en algunos aspectos.
Si pensamos exclusivamente en delfines y chimpancés, podemos mencionar las siguientes similitudes: en ambos grupos se ha descrito el uso de herramientas, alianzas entre machos, cortejo con coerción sexual y cacería cooperativa; además, en ambos casos se trata de especies con grandes cerebros, historias de vida lentas y que viven en sociedades fisión-fusión.
Sin embargo, también las diferencias entre ellos nos dan pistas acerca de las fuerzas evolutivas que han actuado sobre ambos grupos. Por ejemplo, tanto en delfines nariz de botella como en chimpancés, las hembras tienen relaciones mas débiles que las que se observan entre machos (aunque hay excepciones en algunos sitios de estudio), las madres con crías tienden a moverse solas y a asociarse menos con machos que las hembras sin crías y las hembras que no se encuentran en estro tienden a congregarse en grupos mas pequeños que las hembras en celo. A pesar de todas estas similitudes, las hembras de los delfines parecen tener vidas sociales más diversas y en general encontrarse en grupos más grandes.
Una probable explicación a esto último parece radicar en las diferencias en presión que la depredación ejerce en el mar comparado con la tierra: mientras que las hembras chimpancé pueden subirse a un árbol si un leopardo se acerca, las hembras delfín no tienen ningún refugio físico comparable. En el mar, los grupos grandes son tal vez el refugio más importante contra los depredadores y esto necesariamente repercute en las relaciones sociales de sus integrantes.
Fotografía tomada de Wikimedia Commons. Autor(a) desconocido(a).
En la mayoría de las especies de chimpancés son los machos los que se quedan en su territorio natal, mientras que las hembras se dispersan durante la adolescencia. Esta puede ser una de las causas por las que los machos de este tipo de primates tienen lazos más estrechos entre sí. Además, los grupos de los chimpancés son semicerrados y los territorios son defendidos y en algunos casos muy ferozmente. En los delfines –en cambio- no existen “reglas” claras de dispersión, en consecuencia la sociabilidad es mayor entre machos y hembras, y dado que tampoco existen límites territoriales las redes sociales existan de forma más continua y abierta.
Por otro lado, tanto los delfines como los grandes simios son los felices poseedores de cerebros grandes, lo cual está relacionado con una cognición social compleja así como con historias de vida lentas. Es decir, ambos grupos tienen cierta sofisticación en sus relaciones sociales y en sus formas de resolver los retos sociales, y en ambos grupos los individuos atraviesan por etapas prolongadas a lo largo de su vida (como la infancia y la adolescencia) durante las cuales el aprendizaje parece ser una cuestión muy importante.
Es interesante que los cerebros grandes parecen estar presentes en aquellas especies con historias de vida lentas y cierta sofisticación en su cognición social, como los delfines y los grandes simios. Al respecto, como la asidua lectora o lector recordarán, en este blog hemos hablado de la discusión existente respecto a si será el medio social (hipótesis de la inteligencia social) o el ambiental (hipótesis de la inteligencia ecológica) el que ha servido como presión principal en aquellas especies que han evolucionado cerebros grandes.
Algunos especialistas coinciden en que en algunos casos probablemente no haya sido una presión más fuerte que la otra, si no que ambas hayan actuado de forma conjunta para impulsar en una espiral la evolución de la sofisticada cognición social que observamos en ciertos grupos.
Este podría ser el caso si pensamos tanto en los delfines como en los grandes simios. Los chimpancés, por ejemplo, tienen que ubicar los árboles de las frutas de las que se alimentan. Para ser exitosos en ello es necesario que cuenten con un mapa mental de los árboles disponibles así como el estado de maduración en el que se encuentren los frutos en cada uno de ellos. Los delfines, por otro lado, podrían no tener que preocuparse por algo similar pues peces en el mar hay muchos, pero podrían en cambio estar más preocupados por la ubicación de los depredadores como orcas y tiburones.
Fotografía tomada del Primate Info Network. Autor(a) desconocido(a).
Uno podría argüir que otras especies enfrentan retos similares en términos de forrajeo o depredación. Por lo que para poder entender mejor las semejanzas y diferencias entre los cetáceos y los primates y la fuerza que cada factor pudiera haber ejercido durante su evolución es importante contar con más información respecto a su ecología y sus habilidades cognitivas. De ser posible, seria muy útil que los métodos de estudio de estas especies fueran semejantes para que las comparaciones pudieran llevarse a cabo de forma más confiable.
Los estudios comparativos entre animales con cerebros grandes lucen cada vez más atractivos en términos de lo que pudieran contribuir a nuestro entendimiento de la evolución social. Otros estudios señalan semejanzas entre los cachalotes y los elefantes, por lo que los grupos que pudiéramos utilizar para los estudios comparativos parecen ir en aumento.
Artículo de referencia:


ResearchBlogging.org
Pearson, Heidi C (2011). Sociability of female bottlenose dolphins (Tursiops spp.) and chimpanzees (Pan troglodytes): Understanding evolutionary pathways toward social convergence Evolutionary Anthropology, 20, 85-95 : 10.1002/evan.20296

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