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sábado, 15 de enero de 2011

Monopolios, mercados biológicos e intercambios sexuales en babuinos

El intercambio de beneficios sociales no es exclusivo de los humanos. En el mundo animal existen -en numerosas especies- una multitud de oportunidades de intercambio social, tal es el caso de la cooperación. Diversos modelos han sido desarrollados a propósito y nuevas formas de acercarse al tema son implementados por ecólogos de la conducta alrededor del mundo.
Incluso algunas teorías económicas permearon (exitosamente) en la biología, tal es el caso de la teoría de los mercados biológicos. Según dicha teoría los actos cooperativos son “mercancías” que pueden ser intercambiadas de acuerdo con la oferta y la demanda ejercidas por las clases participantes.
Algunos estudios han explorado dicha propuesta y se ha encontrado –de formas simples y elegantes- que los mercados biológicos parecen existir en el mundo animal. Por ejemplo, en un mercado biológico relacionado con la reproducción machos y hembras representarían las clases involucradas. En aquellas especies donde existe fertilización interna, las hembras serían la clase en desventaja. Es decir, el costo de una cópula –por la consecuente preñez- sería mayor para ellas tanto en recursos como en tiempo. Entonces, dado que las hembras serían las poseedoras del gameto valioso también podrían ser las que pudieran obtener beneficios extra a cambio del acceso a sus favores sexuales.
Cuál es la clase en ventaja y cuál en desventaja en un intercambio es importante dentro del marco de los mercados biológicos. La asimetría entre las clases puede determinar la forma de los intercambios.
En interacciones donde existe cierta asimetría –por ejemplo, entre los peces limpiadores y sus clientes- las víctimas pueden ser menos vulnerables a la explotación cuando tienen la posibilidad de terminar la interacción. En consecuencia, el explotador tendría más cuidado –y debería procurar no excederse- ya que la víctima tendría la posibilidad no solo de limitar la explotación sino también de eliminar la posibilidad de interacciones cooperativas futuras. Pero si la clase en desventaja no tuviera el control sobre la terminación de las interacciones la historia sería otra.
El acicalamiento (grooming) en los primates puede ser considerado como una mercancía por los beneficios higiénicos y hedonísticos que proporciona a aquellos que lo reciben. En un estudio con babuinos chacma (Papio hamadryas ursinus) se encontró que los individuos pueden intercambiar acicalamiento de forma recíproca o bien, para tener acceso a otras mercancías como la manipulación de crías pequeñas. El tiempo que las madres eran acicaladas variaba en función del número de crías disponibles. Es decir, otros miembros del grupo estaban dispuestos a “pagar” con mayor acicalamiento cuando las crías escaseaban.
Recientemente, Parry Clarke, Jo Halliday, Louise Barrett y Peter Henzi se preguntaron si la teoría de mercados biológicos podría también explicar el intercambio sexual entre machos y hembras del babuino chacma y si, en este caso, el acicalamiento también funcionaba como mercancía. Para responder a ésto utilizaron un montón de datos que obtuvieron en campo y varios modelos matemáticos; sus resultados fueron publicados a finales del 2010 en la revista Behavioral Ecology.
En varias especies se ha visto que los machos intercambian ciertas mercancías o recursos para tener acceso a los favores sexuales de las hembras. Por ejemplo, los chimpancés intercambian alimentos a cambio de cópulas. De acuerdo con esto uno podría esperar que dichos intercambios respondieran a, por ejemplo, el número de hembras receptivas sexualmente en un momento dado y al número de machos que compitieran por ellas.
Sin embargo, los machos podrían no estar interesados en intercambiar beneficios con las hembras si pudieran apropiarse de los recursos en discordia (beneficios sexuales) por la fuerza. En otras palabras, la coerción sexual puede ser una estrategia que eliminaría la necesidad de establecer intercambios cooperativos. Esto podría ocurrir en aquellas especies –como los babuinos chacma- en los que los machos son mucho más grandes que las hembras y, por lo tanto, pueden ejercer la coerción de forma más exitosa.
Macho de babuino chacma con heridas resultado de una pelea con otro macho. Fotografía de Guillermina Echeverría-Lozano.
Sin embargo, las hembras podrían promover la competencia entre machos y de esta manera darle la vuelta al problema de la coerción, llegando incluso a prevenirla. Pero en aquellas especies donde la posición jerárquica de los machos determina el acceso a las hembras receptivas entonces los intercambios relacionados con el apareamiento entre machos y hembras serían prácticamente inexistentes. Con esto en mente es que el equipo de Parry llevó a cabo un análisis de los intercambios sexuales en los babuinos chacma.
Para ello utilizaron varios modelos matemáticos que tomaran en cuenta datos sobre el acicalamiento entre machos y hembras, la jerarquía de los machos presentes en la tropa, el número de hembras con respecto a los machos, las cópulas y sus características, proximidad entre machos y hembras durante diferentes períodos de receptividad y fertilidad de las hembras, entre otros.
Sus resultados sugieren que, en el contexto propuesto, la teoría de los mercados biológicos no explica de manera adecuada los intercambios entre machos y hembras. Esto es debido a que los machos no acicalan a las hembras ni la mitad del tiempo que ellas lo hacen, reciben acicalamiento no solicitado más frecuentemente que ellas, la cantidad de acicalamiento que ellos proporcionan no está relacionado con el número de cópulas que obtienen, pero si está relacionado con la cantidad de acicalamiento que ellas proporcionan. Es decir, el acicalamiento parece estar invertido.
Las hembras no parecen estar utilizando el acicalamiento como una mercancía de intercambio, o por lo menos no parecen estarlo haciendo a su favor de la forma propuesta originalmente. Además, el nivel de competencia (agresión) entre machos para tener acceso a las hembras fue muy bajo como para ser considerado de importancia.
Parry y sus colaboradores proponen que son los rangos jerárquicos de los machos y la subsecuente eliminación de competidores lo que media las interacciones sexuales en este tipo de primates terrestres. Es decir, en un mercado donde el monopolio es posible y los competidores pueden ser eliminados entonces la ley de la oferta y la demanda no puede ser aplicada, por lo menos no en los términos en los que la teoría de los mercados biológicos sugiere. En consecuencia, la resistencia de las hembras a los machos no tendría sentido y, de hecho, podría ser muy costoso para ellas.
En el caso de los babuinos chacma, es interesante que las hembras son las acicaladoras principales durante los intercambios con machos y que éste acicalamiento se asocia con la probabilidad de que ocurra una cópula.
Parry y sus colaboradores proponen además que cuando a las hembras no les queda de otra más que aceptar las cópulas de los machos dominantes éstos entonces podrían aprovechar la oportunidad de intentar obtener beneficios adicionales de parte de las hembras (una limpiadita extra del pelaje no le cae mal a nadie) y explicaría el hecho de que las hembras son las acicaladoras principales durante el cortejo. El intercambio entre machos y hembras entonces, ocurriría en virtud del control que los machos ejercen sobre las hembras.
Parry y su equipo concluyen resaltando la idea de que, para entender de forma adecuada la selección sexual, es importante considerar de qué manera los componentes individuales de la misma (como la competencia intrasexual, la elección de pareja y la coerción sexual) interactúan y se retroalimentan entre sí.
Tal vez, modelos económicos más complejos tengan que ser empleados para explicar de forma más completa las interacciones e intercambios sociales observados en el mundo animal.
Agresión intersexual en babuinos chacma. Fotografía de Peter Henzi.

Artículo de referencia:




ResearchBlogging.org

Clarke, P., Halliday, J., Barrett, L., & Henzi, S. (2010). Chacma baboon mating markets: competitor suppression mediates the potential for intersexual exchange Behavioral Ecology, 21 (6), 1211-1220 DOI: 10.1093/beheco/arq125

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