¿De qué color te imaginas al típico Ferrari? ¿Rojo? Imagina a una mujer muy sexy ¿te la imaginaste vestida de rojo? Se ha sugerido que los humanos tienen una predisposición biológica al color rojo, debido a que este color es “sexualmente conspicuo”.
De hecho, de acuerdo con la hipótesis de la sexualidad conspicua así como en las hembras de varias especies de primates del primer mundo, las mujeres podrían utilizar el rojo para anunciar la ovulación y la receptividad sexual. En este caso, los objetos rojos (ropa, lápiz labial, etc.) serían un indicador de la coloración de los genitales. En consecuencia, los hombres podrían encontrar atractivo el color rojo precisamente porque este color estaría asociado a la receptividad sexual. Esta hipótesis resultará conocida para aquellos que han leído “El mono desnudo” de Desmond Morris.
Aunque existe cierta evidencia de que el color rojo puede influir en las evaluaciones de atractivo, no era claro si dichos resultados eran evidencia de la hipótesis de la sexualidad conspicua. De hecho, se sabe muy poco de la variación natural del color de la vulva y menos de la importancia que los hombres dan a la variación de dicha coloración.
Así que para salir de una buena vez de esta inquietante duda, un grupo de investigadores de la Universidad de Kent, liderados por Sarah E. Johns llevaron a cabo una prueba directa del supuesto principal de la hipótesis de la sexualidad conspicua. Así como lo leen: una “prueba directa”.
Un grupo de 40 hombres heterosexuales ordenaron 16 fragmentos de imágenes manipuladas de vulvas donde el valor 0 (cero) correspondería a las vulvas menos atractivas y el 100 a las más atractivas. El color de todas las imágenes fue modificado para presentar varias tonalidades desde el rosa hasta el rojo.
Según sus resultados los voluntarios ordenaron como menos atractivas las imágenes más rojas. Es decir, en términos generales las vulvas más rojas provocaron cierta aversión. Esto tiene sentido si pensamos que ciertas condiciones infecciosas están asociadas al enrojecimiento de la vulva, por ejemplo, la vulvovaginitis candidiásica y la tricomoniasis.
En consecuencia, los resultados del estudio de Sarah y su equipo ponen en duda la hipótesis de la sexualidad conspicua y la creencia de que el rojo es una señal de atractivo sexual en humanos donde dicho color se asocia al color de la vulva. Más aun, el estudio subraya la importancia de evaluar de forma cuidadosa las señales visuales entre humanos y la forma en la que son interpretadas.
Así que pueden ir en paz, los vestidos y los labios rojos no necesariamente nos recuerdan vulvas rojas ni periodos de receptividad sexual.
De hecho, de acuerdo con la hipótesis de la sexualidad conspicua así como en las hembras de varias especies de primates del primer mundo, las mujeres podrían utilizar el rojo para anunciar la ovulación y la receptividad sexual. En este caso, los objetos rojos (ropa, lápiz labial, etc.) serían un indicador de la coloración de los genitales. En consecuencia, los hombres podrían encontrar atractivo el color rojo precisamente porque este color estaría asociado a la receptividad sexual. Esta hipótesis resultará conocida para aquellos que han leído “El mono desnudo” de Desmond Morris.
Piel sexual en babuinos. Fotografía de Peter Henzi. |
Así que para salir de una buena vez de esta inquietante duda, un grupo de investigadores de la Universidad de Kent, liderados por Sarah E. Johns llevaron a cabo una prueba directa del supuesto principal de la hipótesis de la sexualidad conspicua. Así como lo leen: una “prueba directa”.
Un grupo de 40 hombres heterosexuales ordenaron 16 fragmentos de imágenes manipuladas de vulvas donde el valor 0 (cero) correspondería a las vulvas menos atractivas y el 100 a las más atractivas. El color de todas las imágenes fue modificado para presentar varias tonalidades desde el rosa hasta el rojo.
Según sus resultados los voluntarios ordenaron como menos atractivas las imágenes más rojas. Es decir, en términos generales las vulvas más rojas provocaron cierta aversión. Esto tiene sentido si pensamos que ciertas condiciones infecciosas están asociadas al enrojecimiento de la vulva, por ejemplo, la vulvovaginitis candidiásica y la tricomoniasis.
En consecuencia, los resultados del estudio de Sarah y su equipo ponen en duda la hipótesis de la sexualidad conspicua y la creencia de que el rojo es una señal de atractivo sexual en humanos donde dicho color se asocia al color de la vulva. Más aun, el estudio subraya la importancia de evaluar de forma cuidadosa las señales visuales entre humanos y la forma en la que son interpretadas.
Así que pueden ir en paz, los vestidos y los labios rojos no necesariamente nos recuerdan vulvas rojas ni periodos de receptividad sexual.
Pintura original de John William Godward tomada de Wikimedia Commons. |
waooo, me sigue gustando el rojo... XXXOOO
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