El lenguaje es un instrumento de comunicación social que ha evolucionado de forma paralela a otros rasgos que nos hacen únicos. Es muy probable que mientras el lenguaje se modificaba poco a poco hasta su estructura actual, también evolucionaba nuestra tendencia a cooperar y nuestra capacidad de atribuir estados mentales a otros humanos.
En un estudio reciente se analizó la frecuencia de uso de palabras en muestras de tamaños comparables provenientes de Twitter, el New York Times, el Proyecto de Libros de Google y una serie de letras de canciones. Después, un grupo de voluntarios asignaron a las cinco mil palabras más frecuentes de cada fuente una calificación de acuerdo con el grado de “felicidad” que cada palabra les inspiraba (nada feliz, neutro y feliz).
De acuerdo con lo anterior, algunos investigadores se han preguntado hasta qué punto el lenguaje refleja la tendencia social que nos caracteriza, ya sea por la frecuencia de uso de algunas palabras o por el carácter positivo de las mismas. Los estudios llevados a cabo al respecto tienden a contradecirse entre sí: algunos muestran una tendencia al uso de palabras positivas y otros sugieren que la mayoría de las palabras que usamos tienen una connotación negativa. |
Imágenes tomadas de Wikimedia Commons. Varios autores (1, 2, 3 y 4). |
Según sus resultados las palabras positivas fueron más frecuentes en las cuatro fuentes consideradas y, a pesar de que algunas palabras frecuentes eran comunes a todas ellas, algunas eran exclusivas de una de las fuentes (por ejemplo, “arcoiris” y “besos” para las letras de canciones). Como era de esperarse, al analizar el nivel de “felicidad” algunas fuentes eran digamos “más estables emocionalmente”; tal fue el caso de las palabras frecuentes provenientes del New York Times y del Proyecto de Libros de Google. (Lo cual demuestra que no por nada tienen un cuerpo editorial). Por otro lado, el hallazgo de una tendencia optimista en el uso de palabras en el idioma inglés no contradice la sugerencia de que las emociones negativas pueden no reflejarse en un estudio que considere la frecuencia de palabras, debido a que dichas emociones podrían fomentar el uso de palabras aisladas más potentes y variadas. En otras palabras, las emociones negativas podrían volvernos más creativos en el uso del lenguaje. Comprobar esto, sin embargo, requeriría de un estudio adicional. De acuerdo con el sesgo optimista encontrado, los autores sugieren que el lenguaje podría caracterizarse, desde un punto universal, por su aspecto prosocial. En aras de la cooperación, el lenguaje podría tener una carga preferentemente amable u optimista. Esto puede verificarse llevando a cabo estudios similares en otros idiomas y dialectos donde, como en el estudio aquí comentado, se consideren diversas fuentes. En resumen, la sugerencia de que solo en inglés la vida sea más sabrosa, todavía está por verse. Artículo de referencia: |
Kloumann, I., Danforth, C., Harris, K., Bliss, C., & Dodds, P. (2012). Positivity of the English Language PLoS ONE, 7 (1) DOI: 10.1371/journal.pone.0029484
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