Ciencia con espiral de limón

Science with a (lemon) twist
BLOG EN RECESO TEMPORAL

lunes, 28 de febrero de 2011

Helado de chocolate y chile ancho

Ingredientes
Fotografía de Daniella Guevara-Muñoz.

  • Se disuelven el chocolate y el azúcar en el agua hirviendo a fuego lento. 
  • Se deja enfriar.
  • Se añade la crema y se licua para que se integre bien.
  • Se pone la mezcla en la maquinita de helados favorita.
  • Una vez que el helado tenga la consistencia de natilla se agrega una cucharada de chile ancho partido en hojuelas diminutas. 
La idea es que el comensal sienta el sabor del chile ancho de vez en cuando, sin que su sabor inunde el helado ni compita demasiado con el sabor del chocolate mexicano.

viernes, 25 de febrero de 2011

Amigos: compartiendo hasta los genes


Los humanos son probablemente la única especie donde prácticamente todos los individuos forman lazos estables y no relacionados con la reproducción. Es decir, prácticamente todos tenemos amigos. Algunos estudios sugieren que los amigos comparten características físicas o conductuales, en otras palabras, se ha visto que puede existir similitud fenotípica entre amigos. Lo que no es claro es si esta similitud fenotípica refleja una similitud genotípica, es decir, ¿compartimos genes con nuestros amigos?
Imagen de Xzit tomada de Wikimedia Commons.
Desde el punto de vista biológico esta pregunta es interesante por varias razones. Una de ellas es que de existir similitudes genéticas entre amigos esto incrementaría la posibilidad de que la selección natural operara a nivel de grupo. También, es importante si pensamos en los efectos genéticos indirectos. En otras palabras, las características fenotípicas de un individuo podrían verse afectadas por los genes de aquellos individuos cercanos, los genes de los cuates pues.
Varios estudios en humanos han demostrado que existe cierta tendencia a asociarnos con aquellos con los que nos parecemos (“Dios los hace y ellos se juntan”), un proceso conocido como homofilia. Uno puede argüir que la influencia social es innegable para que se asocien aquellos individuos que se parecen, pero también es cierto que las similitudes fenotípicas pueden tener un fuerte componente genético ya sea si pensamos en características físicas o conductas.
Pero ¿cómo es que terminamos cerca de aquellos con los que también compartimos genes? La cosa es tal vez más simple de lo que parece. Veamos porqué.
Primero, en grupos humanos con poca movilidad donde la reproducción ocurre entre aquellos que están mas cerca, es casi inevitable que al final los individuos de un mismo grupo compartan cierto número de genes. A este fenómeno se le conoce como estratificación poblacional.
Segundo, los individuos podemos -activamente- buscar a aquellos con genotipos semejantes a los nuestros; y no porque seamos capaces de reconocer sus genes si no porque somos capaces de reconocer el fenotipo, que es la expresión del genotipo.
Tercero, los individuos podemos elegir aquellos ambientes –ya sea activa o pasivamente- en los que la expresión de nuestro genotipo es la óptima, en consecuencia, es natural que al final nos encontremos con individuos que también hayan elegido el mismo ambiente en función de su genotipo. Por ejemplo, aquellos propensos a la actividad física intensa podrían ser más proclives a inscribirse en un gimnasio donde terminarían asociándose con otros individuos igualmente activos.
Imagen de Spazzykoneko tomada de Wikimedia Commons.
Es importante notar, sin embargo, que también es posible observar heterofilia. Es decir, la gente puede activamente elegir a aquellos individuos con los que no comparten características (cuando los opuestos se atraen). Este proceso parece ser relativamente común durante la elección de pareja o puede ocurrir bajo ciertas circunstancias. Por ejemplo, en los lugares de trabajo personas con diferentes habilidades y (potencialmente) diferentes genes pueden encontrarse dentro de un mismo espacio.
El 1º de febrero pasado en la revista del Proceedings of the National Academy of Sciences, se publicó un artículo – en el cual está basada esta entrada- respecto a los genotipos encontrados dentro de redes de amigos. Para el estudio, liderado por James H Fowler de la Universidad de California en San Diego, los autores utilizaron una base de datos llamada Add Health (National Longitudinal Study of Adolescent Health).
Como parte de los datos tomados para dicha base de datos se tomaron muestras de saliva para identificar la presencia de 6 genes. De ahí, los autores extrajeron la información de pares de amigos (no emparentados) así como información relativa al género, edad y grupo étnico de los mismos. Uno de los objetivos de esta base de datos es precisamente contar con información respecto a la conducta y salud de los adolescentes.
Según sus resultados, existe cierta agrupación genotípica en las redes sociales que no puede ser explicada únicamente por la estratificación poblacional. Es decir, los amigos no solo se parecen entre sí, si no que además estas similitudes ocurren a nivel genotípico. Aun cuando los genes considerados han sido asociados con ciertas características de personalidad y conductuales es notorio que los fenotipos con los que estos genes están asociados son muy probablemente poligénicos (es decir, son afectados por muchos genes) y también pleiotrópicos (afectan varias características), lo que en cierta forma garantiza la fortaleza de sus conclusiones.
Los autores encontraron que por ejemplo existía cierta agrupación de genotipos (homofilia) para el gen DRD2 que ha sido asociado con el alcoholismo, lo cual tiene sentido si pensamos que aquellos más inclinados a beber se sentirían mejor junto a otros individuos con dicha tendencia. Por otro lado, la falta de conexión entre individuos con el gen CYP2A6 (asociado con la apertura social) sugiere cierta heterofilia para dicho gen; aun cuando no es completamente claro porque aquellos individuos abiertos socialmente buscarían activamente a aquellos que no lo son.
Aun así, los autores sugieren que el hecho de que existan algunos genes para los que se observa heterofilia es una prueba de que los individuos activamente seleccionan a sus amigos.
Una de las conclusiones interesantes que se pueden derivar de este estudio es el hecho de que la estructura genética en las poblaciones humanas no es solo resultado de las uniones reproductivas. Los lazos amistosos también pueden influir de manera importante en dicha estructura.
Adicionalmente, la homofilia y heterofilia presente entre individuos de un mismo grupo puede tener repercusiones muy interesantes en la forma en la que los genes nos conducen a ciertos ambientes y la influencia que el ambiente social puede tener en nuestra conducta. Es decir, los humanos podemos activamente buscar amigos con ciertos genotipos lo que a su vez facilitaría la expresión de ciertos genes. Lo anterior en consecuencia, podría afectar el desarrollo de otros fenómenos como la propagación de enfermedades, información, etc.
James H. Fowler, Jaime E. Settle y Nicholas A. Christakis, autores del estudio, sugieren que tal vez podríamos ver el paisaje genético de un individuo como la suma de los genes del individuo en cuestión así como del resto de los individuos a su alrededor, tal y como sucede en otros organismos como gallinas ponedoras y bacterias.
Evolutivamente hablando el ambiente social podría ser una fuerza selectiva más importante de lo que tal vez habíamos pensado. Dentro de una red social puede haber nichos genéticos que promueven o inhiben la evolución de ciertos tipos de conductas como aquellas relacionadas con la adquisición de ciertas enfermedades, la cooperación entre individuos, etc.
Los autores se aventuran todavía más, sugiriendo que las características genéticas de ciertos grupos podrían conferirles ventajas adaptativas. Sin embargo, esto es hasta el momento una pregunta experimental (que tiene que ser puesta a prueba) y será interesante descubrir y entender bajo qué condiciones –además de la presencia de ciertos genes- este tipo de ventajas adaptativas pudieran ser observadas en individuos tan móviles como los humanos.
Artículo de referencia:
ResearchBlogging.org

Fowler, J., Settle, J., & Christakis, N. (2011). Correlated genotypes in friendship networks Proceedings of the National Academy of Sciences, 108 (5), 1993-1997 DOI: 10.1073/pnas.1011687108

viernes, 18 de febrero de 2011

Introducción a la comunicación escrita de la ciencia

El nuevo libro de Ana María Sánchez Mora promete ser un clásico dentro del área. No se lo pierdan.
Es posible leer una pequeña introducción de Martín Bonfil respecto al libro aquí.



martes, 15 de febrero de 2011

La proporción cintura-cadera y los ojos bailarines

Contar con una medida del atractivo sexual humano no es tan simple como parece. Las características morfológicas son sin duda más fáciles de medir, pero otras cualidades –igual o más importantes- como el encanto y el sentido del humor parecen ser más escurridizas a la medición precisa. La proporción cintura-cadera fue alguna vez considerada como una medida morfológica irrefutable del atractivo femenino. En numerosos estudios en sociedades industrializadas se encontró que las imágenes de mujeres con una proporción cintura-cadera baja, es decir, aquellas que tenían cuerpecito de reloj de arena, eran consideradas más atractivas por los hombres.
No solo dichos cuerpos eran considerados mas atractivos si no que también se encontraron correlatos con los niveles de estrógenos y progesterona, hormonas que a su vez están asociadas con las tazas de concepción. Con los años, sin embargo, las cosas han cambiado un poco y se ha encontrado que la cosa no es tan sencilla ni directa.
Ilustración de William Blake tomada de Wikimedia Commons.

Algunos estudios han encontrado que las preferencias por dicha forma corporal varían en diferentes culturas y otros estudios han demostrado que el atractivo percibido depende también del tipo de imágenes que sean presentadas, por ejemplo, si son imágenes frontales, laterales o traseras.
Recientemente, algunos estudios sobre atractivo y selección sexual en humanos han echado mano del uso de aparatos que miden los movimientos oculares de los sujetos bajo prueba. Con estos aparatos es posible saber en qué parte del cuerpo se fija primero la atención, en cuántos y cuáles de estas partes se fija la mirada y el tiempo que se invierte en cada una de dichas actividades.
La medición de los movimientos oculares o el tiempo durante el que se observan ciertas características morfológicas ha sido utilizada en estudios donde se mide el atractivo físico, aunque la atención visual es una medida que también ha sido utilizada en una variedad de estudios.
Barbara J Dixson y un equipo de 3 colaboradores de la Universidad de Wellington en Nueva Zelanda utilizaron hace poco este tipo de aparatos para estudiar cómo es que los hombres evalúan la figura femenina y que relación guarda esta evaluación visual con sus apreciaciones respecto al atractivo de dichas imagenes. Sus resultados fueron publicados hace poco en la revista Human Nature.
Para su estudio utilizaron una fotografía a color una mujer desnuda. Dicha fotografía fue modificada con PhotoShop para variar la proporción cintura-cadera (proporción 0.7, 0.8 y 0.9) tanto en una vista frontal como trasera. En consecuencia, se crearon 6 imágenes. Un total de 30 hombres heterosexuales de entre 25 y 44 años revisaron las diferentes imágenes mientras una maquinita registraba sus movimientos oculares. Después de ello tuvieron que calificar el atractivo de cada una de ellas en una escala del 1 al 6.
Barbara y sus colaboradores después dividieron las regiones del cuerpo para cada tipo de imagen para analizar la atención visual masculina en dichas regiones durante el movimiento ocular.
Regiones del cuerpo consideradas en el estudio. Imagen tomada del artículo de referencia.
Su estudio, el primero en analizar la respuesta ocular a imágenes tanto frontales como traseras, demostró que aquellas imágenes donde la proporción cintura-cadera era de 0.7 fueron consideradas como más atractivas independientemente de la pose (frontal o trasera).
Como tal vez era de esperarse, en las imágenes traseras las miradas se fijaron en la región del estómago y la región glútea. Cuando se observaron las imágenes frontales la atención visual se centró en los senos (tampoco nada sorprendente) aunque también en el estómago en aquellas imágenes donde la proporción cintura-cadera era alta.
En este sentido, el estudio en cuestión es el primero en identificar la importancia del abdomen en los estudios de atractivo femenino, por lo que seguramente el tema tendrá que ser explorado con más detalle en el futuro. Este hallazgo tiene sentido cuando se tiene en mente lo que otros autores han sugerido respecto a la proporción cadera-cintura en el sentido de que funciona como un primer filtro en la evaluación masculina del atractivo físico femenino.
Por supuesto, es importante tener en mente que los movimientos oculares no son medidas implícitas del atractivo percibido, simplemente señalan la atención prestada a cierta región. Es decir, aunque el atractivo físico capture la atención otros procesos mentales podrían estar involucrados cuando se mide la atención visual.
En este sentido, el estudio del equipo de la Universidad de Wellington señala también la utilidad de las técnicas de monitoreo visual en los estudios de selección sexual; el uso de este tipo de técnicas es relativamente reciente en este tipo de estudios.
Por último, la evaluación de diferentes poses corporales en el estudio del atractivo físico es otro de los aciertos de este estudio. Aunque para el común de los mortales puede no sonar extremadamente novedoso, el estudio de Barbara y sus colaboradores demuestra científicamente la importancia de las imágenes traseras en la evaluación del atractivo físico femenino.
Artículo de referencia:
ResearchBlogging.org
Dixson, B., Grimshaw, G., Linklater, W., & Dixson, A. (2010). Watching the Hourglass Human Nature, 21 (4), 355-370 DOI: 10.1007/s12110-010-9100-6

sábado, 5 de febrero de 2011

Nueva pista sobre el amanecer de los dinosaurios


El “corredor del amanecer”, o Eodromaeus, fue un pequeño terópodo que vivió durante el triásico tardío en lo que ahora es Argentina y hace unos 230 millones de años era la Pangea del Suroeste. Este pequeño dinosaurio de cerca de 2 metros era muy semejante a un Tyrannosaurus rex. De hecho, ahora se piensa que este saurio es el antepasado mas antiguo del temible T. rex.
Eodromaeus. Ilustración tomada de aquí.
Uno de los resultados de un estudio, recientemente publicado en la revista Science, sugiere que este dinosaurio bípedo le quitó el puesto a Eoraptor, otro dinosaurio pequeño que hasta hace poco era considerado como el tatarabuelo de los terópodos. Eoraptor significa “ladrón del amanecer” y fue encontrado -al igual que Eodromaeus- en el Parque Provincial de Ischigualasto o Valle de la Luna en el Noroeste de Argentina.
Eoraptor comparado con Homo sapiens. Ilustración de Dropzink tomada de Wikipedia.

Una reevaluación de Eoraptor sugiere que este saurio fue, de hecho, un ancestro de los enormes dinosaurios vegetarianos como Apatosaurus. Es interesante notar que Eoraptor y Eodromaeus comparten características morfológicas. Sin embargo, cada uno parece ser ancestro de dos grupos diferentes, Eodromaeus de los terópodos y Eoraptor de los sauropodomorfos.
Entre los terópodos se encuentran toda una variedad de dinosaurios bípedos, principalmente carnívoros y los sauropodomorfos fueron los enormes dinosaurios de cuellos larguísimos. Lo anterior, enfatiza el hecho de lo similares que fueron los ancestros de ambos grupos, lo cual no es sorprendente considerando que estaríamos hablando de la etapa temprana de una radiación evolutiva.
Entonces, el descubrimiento de Eodromaeus, la reevaluación de Eoraptor y otro tipo de fauna encontrada en la formación de Ischigualasto sugiere que los primeros dinosaurios ya contaban con las características morfológicas y locomotoras que después caracterizarían a otros grupos de dinosaurios.
Por lo tanto, los autores del estudio liderado por Ricardo N Martínez de la Universidad Nacional de San Juan sugieren que los dinosaurios no “barrieron” a otros grupos rivales; por el contrario, parece que el camino a su reinado fue más gradual que lo que se había pensado. Al parecer, la extinción de otros herbívoros –no pertenecientes al grupo de los dinosaurios- fue paulatino y no el resultado de un reemplazo oportunista por parte de los dinosaurios, como ha sido sugerido con anterioridad.
Este último punto es importante. Los paleontólogos no están únicamente interesados en el ocaso de los dinosaurios y las trágicas historias al respecto. A este tipo de científicos también les apasiona saber los orígenes de este otrora exitoso grupo de reptiles.
Algunos paleontólogos tal vez preferirán ser cautelosos respecto a los resultados de la investigación de Ricardo y sus colaboradores y, sin duda, grupos independientes de investigadores evaluarán esta nueva pista sobre el amanecer de los dinosaurios, protagonizado ahora –muy poéticamente- por el “corredor del amanecer”.

Artículo de referencia:

ResearchBlogging.org

Martinez, R., Sereno, P., Alcober, O., Colombi, C., Renne, P., Montanez, I., & Currie, B. (2011). A Basal Dinosaur from the Dawn of the Dinosaur Era in Southwestern Pangaea Science, 331 (6014), 206-210 DOI: 10.1126/science.1198467


Otras notas respecto al hallazgo:
"Pint-predator rattles the dinosaur family tree"
"El paqueño tatarabuelo del Tiranosuario rex"
"Descubren en Argentina un antepasado de los dinosaurios depredadores"
"Publican un hallazgo de científicos argentinos en revista Science"